No me conmueve tu ropita
en el armario
me conmueve mi cuerpo en tu regazo.
no lloro por tu fragancia en todo el aire,
lloro por tu infancia enmohecida
y las tardes en el trillo
y el poco pan…
lloro por tu soledad,
por tu ausencia de madre.
No lloro porque estés ocupándome el espacio,
sin que pueda apenas respirar,
lloro por esos días helados,
teñidos de niebla,
cuando a las cinco de la mañana
durante treinta largos años
recorriste un kilómetro
para irte a trabajar.
No lloro por aferrarme a tu presencia
todo el tiempo,
lloro por tus hermanos, los mayores,
por tu madre ausente, por sus entrañas,
que dieron cobijo permanente
a esos otros hermanos pequeños,
esos ángeles inocentes
por tu sufrir, por la muerte de tu padre
Por la mía y su mala suerte.
Mamá, y me queda tanto por llorarte.
Desconozco el autor
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