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De: ABUELA PIOLA (message original) |
Envoyé: 29/11/2012 03:49 |
"Juceca", como era conocido, fue el creador de "Don Verídico", personaje de humor creado en 1962, con el que ganó fama en Uruguay y Argentina. Castro fue además autor de varios libros, actor de teatro y televisión y era reconocido como uno de los principales personajes del humor uruguayo.
Juceca nació en Montevideo y se hizo humorista en 1959 libretando programas radiales para actores de la Comedia Nacional: Alberto Candeau, Enrique Guarnerio, Nubel Espino, Juan Manuel Tenuta, etc.. En 1962 crea su personaje Don Verídico . En los inicios de la década del setenta, escribe para el semanario Marcha , la revista Misia Dura , y varios diarios montevideanos. Su cuentos han sido publicados por las editoriales Arca, Calicanto e Instituto Nacional del Libro de Uruguay, y Ediciones de la flor e Imaginador de Buenos Aires. Fue colaborador permanente de la revista literaria Crisis , de Buenos Aires, dirigida entonces por Eduardo Galeano, así como en las revistas El Porteño , Siete Días , Folklore , etc. En la revista Guambia de Montevideo publicó distintas secciones durante 20 años. Su último trabajo fue el guión y la actuación en la película de Guillermo Casanova, El Viaje hacia el Mar.
Falleció el 11 de septiembre de 2003 en Montevideo

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Se fumigan virus a domicilio
Hombre que supo quedar afónico de la parte de la garganta de la voz humana, fue un tal Franelo Frenillo. Hombre malo, enojoso, camorrero y ligero para el grito destemplado y mandón. Casado supo estar, con Semejanta Tajante, muy dada a la lectura ella, que gustaba tomar sopa de letras pa formar poemas en el borde del plato y recitarlos de sobremesa. Un plomo. Y una vuelta que estaba armando un verso de lo más romántico y ridículo, acertó a pasar un tal Moquete Gofio, y va y le sacude el plato y le entrevera el pensamiento trabajosamente escrito letrita por letrita en la orilla de loza. Derrumbóse la poeta orillera. Desalentóse. Sintió que la vida era un insulto. Deprimióse. Lloró sobre su plato, y la sopa aguachentóse. El marido, enteróse. Malo era Franelo Frenillo, lo dijimos ya, y ligero para el grito. Persiguió a Moquete Gofio y le quiso gritar su furia, pero el grito se trabó en su garguero, se le ahorcó en sus cuerdas vocales, y frustrósele. No hay cosa más peligrosa que un camorrero afónico, y eso era entonces Franelo Frenillo, el enojoso. Cuando llegó al boliche El Resorte a comprar pastillas, entró y se acodó sin saludar. Lo miraron mal, porque el que llega saluda o es un grosero y allí estaba la Duvija, y se la notó molesta. El fumigador, de avioneta atada al palenque, le hizo una guiñada y ella se olvidó del mal educadito. Franelo Frenillo aprovechó el polvo que había en una punta del mostrador, y con el dedo escribió: "Pastilla de ucalito,¿hay?". Fue Azulejo Verdoso el que le escribió abajo: "Pastilla no, pero ucalito tenemo un monte ahí nomás". Volvió Franelo con su dedo escritor y dejó dicho: "Háblenme, bobetas, que estoy afónico pero no soy sordo". Le hablaron todos. Aquello era un escándalo porque quien más quien menos le quería dar un consejo para curarlo de la garganta, un remedio casero, una dirección de médico, de curandera y hasta de empresa fúnebre por si se empeoraba. Alguien comentó que habría que tener cuidado no fuera cosa que el hombre tuviera el virus, y el de la avioneta, comedido, se le ofreció pa fumigarlo. Fue el tape Olmedo el que le hizo abrir la boca y se le asomó con un gargarescopio, y lo mira así, en lo profundo de la garganta, y le ve aquello y comenta. - Tiene un grito trabado entre dos cuerdas, una vocal y la otra consonante. Hay que darle vino del especial. Alguien fue y trajo un vinito de la casa añejado a fuerza de darle disgustos, porque los disgustos envejecen. Se le aflojaron las cuerdas, zafó el grito, y salió con tanta fuerza y enojo, que la mortadela que colgaba del techo quedó chicoteando de un lau pal otro. Al verla, el barcino le saltó, se le prendió, y en aquel ir y venir, se hamacaba y se hamacaba.
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LA MUJER Hombre enamorau de los colores, aura que dice, Nostálgico Amano. Pa ver la salida del sol antes de que empezara a salir, se trepaba a la punta de un ucalito con brasero y mate. A ocasiones los pájaros lo picotiaban todito porque les enllenaba los nidos de humo. Cuando el sol dentraba a coloriar por el filo de una lomita. Nostálgico Amano solía desplomarse contra el suelo de la emoción. Pa no tener que estarlo levantando todas las mañanas, la mujer, Hermética No, dos por tres subía y lo ataba de una rama.
Un día, de mientras Nostálgico estaba atado, mirando al sol ya pintón, ella aprovechó pa dirse con un tropero. Como a los tres días lo desató un vecino. Nostálgico Amano quedó como ido. Enamorau de los colores, eso sí, pero en gris. Una güelta, en el boliche El Resorte lo quisieron agarrar pal chorrete en la cuestión de los colores. Taban la Duvija, el tape Olmedo, Idéntico Aveno, Odioso Lirio, el pardo Santiago y Monolítico Suave, hablando de la vida y el corazón y tomando unos vinos, cuando miran así y ven venir a Nostálgico Amano.
A los tropezones venia el hombre, como abombau y triste por el asunto de la china y por mirar florcitas v churrinches. A lo que lo vieron venir, va el tape Olmedo y pinta en la paré una mujer sentada en una silla. Silenciosa la pintó. Le quedó igualita. Después fue y le arrimo una mesa. Dentró Nostálgico, saludó, y atracó al mostrador. Pidió una botellita de vino y se acodó. La Duvija fue fue le dijo: -¿Cómo anda, don Nostálgico? -Estrañando la mujer. Solo, uno es naides.
Por ahí el tape Olmedo tropezó con la mesa que estaba contra la paré, miró la pintura, y fuerte, pa que Nostálgico oyera, va y dice: -Desculpe, moza. Nostálgico mosquió pa ese lau. Vio a la mujer de la paré contra la mesa, agarró la botella de vino, pidió otro vaso, y fue y se le sentó enfrente. La miró un rato. Dispués sirvió pa los dos, y dentró a prosiar bajito, como cuadra al hombre que habla de lo suyo. Nostálgico, meta prosa, terminó el litro y pidió otro.
Le contó todita su vida. Que era hombre de trabajo dende chico, castigau por injusticias dende siempre, que aura andaba triste y solito, cargau de ternura sin un destino, y que así no era vida porque cuando uno dentra a ver gris -le dijo-, se hace gris. Si le habrá prosíau de lujo, que pa la madrugada se la llevó pa las casas. El, se diba sacudiendo recuerdos. Ella, la cal de la paré.
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Si mal no recuerdo aquí (en Argentina) el que relataba a Don Veridico era Luis Landrisina. |
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Está en la justa,don Piru..un grande el don Luis.
Viviann♥ |
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jajajajajajaaaaaaaaaauaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa genial el video,no paro de reírme jajajajaja
Viviann |
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