Fue una de las peores tormentas en golpear la región en años, dijeron los meteorólogos. La mortífera tempestad no tenía nombre formal -y no estaba clasifica oficialmente como huracán debido a un estándar meteorológico_, pero se le denominó tormenta de San Judas (por el santo patrono de las causas perdidas) y stormageddon (un juego de palabras que fusiona los términos en inglés para tormenta y apocalipsis).
Se reportaron ráfagas de hasta 160 kilómetros por hora (99 millas por hora) en la isla de Wight, en el sur de Inglaterra, y de 129 kph (80 mph) tierra adentro. Posteriormente en la jornada, en la capital danesa Copenhague se midieron ráfagas de hasta 194 kph (120 mph), y una autopista de Alemania quedó cerrada al presentarse ráfagas de 100 kph (62 mph).
En toda la región se emitieron advertencias para que las personas se quedaran en sus casas. Cientos de árboles fueron arrancados o rotos, lo que bloqueó caminos y aplastó autos. A los holandeses se les pidió que dejaran sus bicicletas en casa por seguridad.
Por lo menos 13 muertes fueron reportadas, la mayoría víctimas de aplastamiento por árboles caídos. Alemania tenía seis fallecimientos, Gran Bretaña cinco, y Holanda y Dinamarca uno cada uno. Una mujer se reportó extraviada luego de ser arrastrada por marejadas en Francia.
Dos personas murieron en Londres por una explosión de gas, y un adolescente británico que jugaba en las olas crecidas por la tormenta fue arrastrado por el mar. Un hombre en Dinamarca murió cuando un ladrillo voló y lo golpeó en la cabeza.
A pesar de la fuerza de sus rachas de viento, la tormenta no es considerada un huracán porque no se formó sobre las superficies cálidas del océano abierto como los huracanes que golpean el Caribe y Norteamérica, según el servicio meteorológico británico.
En Gran Bretaña no se registran huracanes debido a que estos son tormentas que extraen su energía de mares mucho más cálidos que el Atlántico Norte, según el servicio. La tormenta del lunes tampoco tenía un "ojo" en el centro como la mayoría de los huracanes.
El aeropuerto Heathrow de Londres, el más transitado de Europa, canceló por lo menos 130 vuelos, al tiempo que se suspendió el servicio de trenes expreso entre el centro de Londres y los aeropuertos de Gatwick y Stansted.
El fuerte oleaje obligó a cerrar el puerto de Dover, lo que interrumpió la navegación de transbordadores a Francia.
Miles de hogares en el noroeste galo también se quedaron sin electricidad. En Holanda varias líneas ferroviarias cerraron y se produjeron demoras en los vuelos.