Jugar no es solo cosa de niños
El juego es a la vez una fuente de relajación y estimulación tanto para el cerebro como para el cuerpo, tanto para niños como para adultos. El juego es también una forma segura y divertida que permite desarrollar la imaginación y la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Jugar con la pareja, con la familia, con los compañeros de trabajo, con los amigos, con los niños, con los niños, etc. es un manera de cuidar la salud mental.
Aunque el juego nos hace sentir más vivos,
a menudo los adultos nos olvidamos de ello y no le prestamos atención porque tenemos muchas cosas que hacer. Pero jugar no es un lujo, sino que es una necesidad. De hecho,
el juego es tan importante para nuestra salud física y mental, como dormir lo suficiente, comer bien o hacer ejercicio. El juego nos enseña cómo gestionar y transformar nuestras emociones y experiencias negativas.
El juego potencia el aprendizaje, ayuda a aliviar el estrés y nos conecta con los demás y con el mundo que nos rodea. Incluso a nivel laboral, el juego también se puede llevar el trabajo y hacer la jornada laboral sea más productiva y placentera.A pesar del poder y de los beneficios del juego, en algún momento entre la niñez y la edad adulta, muchas personas dejan de jugar. El juego es sustituido por el trabajo y las responsabilidades, y cuando se dispone un rato de ocio no se suele optar por hacer creativo y estimulante para el cerebro, sino que es más fácil ver la televisión, navegar por Internet a ver qué encontramos, etc.
Pero podemos darnos permiso para jugar como cuando éramos niños y podemos seguir disfrutando de los beneficios del juego durante toda la vida. El juego no tiene edad. Y podemos programarlo e integrarlo dentro de nuestra vida sin sentirnos culpables por ello.E
l problema es que, en muchas ocasiones, los adultos podemos llegar a olvidar por qué jugamos, para qué hacerlo, con todo lo que tenemos que hacer. Pero hay muchas razones para jugar. Por ejemplo, jugar nos ayuda a aprender, a crear, a sentir un desafío; el juego nos sirve para entretenernos y pasar el tiempo; el juego nos ayuda a calmarnos y a enfocarnos; el juego también nos ayuda a tener vida social, a cooperar con otros; a entender las relaciones con los demás y a conocernos a nosotros mismos.
Beneficios del juego para la vida
Jugar tiene muchos beneficios para los adultos, tanto la para salud física como para salud mental y emocional.
El juego nos conecta con los demás
Cuando compartimos nuestros juegos con otros estamos también compartiendo la alegría, la risa y la diversión. Esto promueve la unión con los demás y refuerza el sentido de comunidad.
Cuando se juega con regularidad, también sedesarrollaa la empatía, la compasión, la confianza y la capacidad para la intimidad.
Jugar fomenta la creatividad y el aprendizaje
El juego es una puerta de entrada al aprendizaje. El juego estimula la imaginación y favorece la adaptación y la capacidad de resolución de problemas. Jugar también despierta la curiosidad, lo que conduce al descubrimiento y la creatividad. En el juego están implicados varios elementos, como la curiosidad, el descubrimiento, la novedad, la asunción de riesgos, el ensayo - error, la simulación, … Los componentes del juego son los mismos que los del aprendizaje, y se necesita una adaptación progresiva para ir avanzando.
El juego es un antídoto contra la soledad, el aislamiento, la ansiedad y la depresión
Cuando se juega con ganas y con energía aparece una mezcla de endorfinas que eleva el espíritu y distrae del dolor, del miedo y otras cargas física y emocionales. Y cuando jugamos con otras personas recordamos que no estamos solos en este mundo y se facilita la conexión con otros de manera agradables y significativa, lo que ayuda que las personas que se sienten solas puedan dejar de lado la soledad.
El juego nos enseña la perseverancia
Las recompensas que se logran cuando se aprende o dominar un nuevo juego nos demuestran que la perseverancia vale la pena, que el esfuerzo se ve recompensado. La perseverancia es una característica necesaria para una vida adulta sana, y se aprende en gran medida a través del juego.
Jugar nos hace felices
Mucho más que importante que todo lo anterior, que son excelentes razones, está la mejor razón de todas. Jugar nos hace felices, y si no jugamos por cualquiera de los motivos anteriores, podemos hacerlo simplemente porque nos apetece, por el puro placer de hacerlo.