800 kilómetros (500 millas) es la distancia que ha recorrido un perro para encontrar a su dueño en Estados Unidos. El animal, un labrador, llamado Buck no había sido abandonado ni tampoco se había perdido. Acababa de ser “prestado” al padre del dueño para una gran granja de la ciudad de Winchester, en Virginia.
Mark Wessells vive en California del Norte con su mascota. En plena mudanza, decidió dejar a su perro con su padre mientras él se instalaba en su nuevo hogar. Una idea que no le pareció bien a Buck.
“Yo quería que se quedase en Virginia, donde mi padre tenía una gran granja y donde estaría feliz”, dijo Mark. Una semana más tarde recibió una llamada telefónico de su padre y entró en pánico, le anunció la desaparición de su perro de la granja. “De inmediato pensé que había sido robado. Esto que es lo único que podría haber imaginado”, dijo.
Pero 6 meses después de la angustia y tristeza al pensar que no volvería ver a su fiel compañero, Mark recibió una maravillosa sorpresa al aparecer Buck cerca de su casa. El perro había sido descubierto en un bosque de Carolina del Sur.
Mark llevó de inmediato a su perro a una clínica veterinaria y gracias al microchip que llevaba Buck, pudo ser seguramente identificado.
“Una enfermera se acercó al perro y le dijo ‘¿Tú eres Buck?’. Sería la primera vez que escuchara su nombre desde la fuga”.
El reencuentro entre Buck y Mark fue intenso, cuando Mark lo recogió en la clínica el perro saltó sobre él y fue casi ahogado en besos.
Una cosa quedó clara: Mark Wessells y su perro no estan preparados para alejarse durante mucho tiempo.