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Actualmente varios autores en el terreno de la psicología social distinguen seis formas arquetípicas de comportamiento amoroso:
- Ludus (el amor como juego): El amante en que predomina el arquetipo Ludus evita el compromiso y aunque no pretenda daño alguno para sus parejas, puede infligírselo por la diferencia de expectativas sobre la relación. Es un amor que se juega como un juego o deporte, un amor que busca la conquista; pueden tener varias parejas a la vez.
- Storge (el amor compañero): El amante en que predomina el arquetipo Storge valora el amor como una forma evolucionada de la amistad y encuentra importante que su pareja presente una afinidad de gustos, intereses y nivel de compromiso.
- Eros: El amante en que predomina el arquetipo Eros siente el amor en la forma de pasión física y emocional, un amor basado en el goce estético; estereotipo del amor romántico.
- Ágape: El amante en que predomina el arquetipo valora los intereses y emociones de la persona amada por encima de sus propios intereses; el amor espiritual, el amor maternal.
- Manía: El amante en que predomina el arquetipo Manía siente el amor de forma intensa y posesiva, llegando en casos a lo obsesivo. Este arquetipo amoroso se corresponde con el concepto occidental de romanticismo y como tal es ensalzado en la literatura romántica así como en las diversas manifestaciones de cultura popular. Es el primer amor que demuestran por lo general los adolescentes.
- Pragma: El amante en que predomina el arquetipo Pragma tiene claras sus expectativas ante una relación y espera, de forma práctica, que éstas se vean satisfechas. Es un amor conducido por la cabeza, no por el corazón; poco demostrativo.