No poder transigir;
cerrar los puños
en la impotencia muda
y el silencio hosco.
Y hervir de furia,
enrojecer de ira,
palidecer de indignación,
sangrar por dentro...
Y aquellos que provocan este escarnio...
Son, Señor, para venguerza tuya,
herederos selectos de tu gloria.
PATRICIA GONZALEZ