Un bote con varios turistas quedó encallado en un pequeño pueblo costero. Uno de ellos, de origen Norteamericano, halagó al pescador local por la excelente calidad de sus pescados y le preguntó cuánto tiempo le tomó atraparlo.
“No mucho”, respondió el pescador.
“¿Y entonces? ¿Por qué no te quedaste más tiempo para atrapar más pescados?” le preguntó el turista. El pescador le explicó al turista que su pequeña pesca era suficiente para satisfacer las necesidades de su familia.
El norteamericano le respondió: “¿Pero qué haces con el resto de tu tiempo?”
“Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo una siesta con mi mujer. Por la tarde voy al centro del pueblo a visitar unos amigos, tocar la guitarra, cantar algunas canciones y vivir la vida plena”
El turista interrumpió al pescador diciendo: “¡Yo tengo un título de la Universidad de Harvard y puedo ayudarte a hacer negocios! Deberías comenzar a pescar todos los días por más tiempo, de manera de vender los pescados extra que atrapes y utilizar las ganancias para comprar un bote nuevo y más grande.”
“¿Y después qué?”, preguntó el pescador.
“Con el dinero extra que obtendrás con el bote grande, podrás comprar un segundo bote, un tercero, y así hasta completar tu propia flota de barcos pesqueros.
En lugar de venderle a la clase media, podrás comercializar directamente con plantas procesadoras, e incluso establecer tu propia planta. Así podrás dejar este pueblo y mudarte a la ciudad, a Los Ángeles, o incluso Nueva York. Desde allí podrás dirigir tu propio emprendimiento. ”
“¿Cuánto tiempo llevaría todo esto?”, preguntó el pescador.
“Veinte, veinticinco años quizás…”, contestó el turista.
“¿Y después?”, volvió a preguntar el pescador.
“¿Después? Después mi amigo… llega la parte más interesante”, respondió el turista norteamericano con una carcajada. “¡Cuando tu negocio crezca, podrás comenzar a vender acciones y ganar millones!”
“¿Millones? ¿De verdad? ¿Y después qué?”, preguntó el pescador.
“Después podrás jubilarte, vivir en un pequeño pueblo, cerca de la costa, levantarte a la hora que quieras, jugar con tus hijos, pescar de vez en cuando, dormir con tu esposa, y pasar las tardes disfrutando con amigos…”