Y nunca sin amor fueron los nidos
Amor llena mis ojos, que con amor yo quiero mirar todas las cosas. Yo sé que si las miro con amor resplandecen; yo sé que si las miro con amor se me entregan. Jamás donde hubo amor los mundos se agotaron; jamás donde hubo amor cesaron las palomas. Y nunca sin amor fueron los nidos, y si el nido no fuera la vida no sería. ¡Oh, qué gozo, los nidos, por tan desamparados! ¡Qué alegría saberlos, muy cerca de nosotros, alzándose en el alba! ¡Qué alegría saberlos! Amor llena mis ojos. Iré dándote, amor, como a río invencible, y nunca gota a gota, a manantiales. Llegarás a lo seco, llegarás a lo árido; recorrerás la sed viva y eterna; florecerán contigo las raíces y del surco se dará lleno de flores. Esmaltarás la tierra ¡toda! sin mesura, y hasta el rincón más mísero y pequeño tendrá el amanecer que le otorgaron.
Amor llena mis ojos; que en la inmensa amapola de tu luz me derrame sobre el reseco nido, y así los nidos sean.
Ana Inés Bonnin
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