Regoje el hilo de plata
que te tiende el corazón,
que si mi alma se recata
me salva la sinrazón.
Junta tu dedo a mi dedo,
el dedo del corazón,
para saber si aún puedo
romper esa cerrazón.
Dale permiso a tu voz
de cantar versos sinceros
y que se encargue la hoz
de abrirnos nuevos senderos.
Recoje el hilo de seda
que está tendiendo el amor,
para que Dios me conceda
que este frío se haga calor.
PATRICIA GONZALEZ.