En el mundo la competencia comercial muchas veces es desleal, llegando al extremo de la incoherencia. Y luego está EEUU. Allí, donde el sinsentido se hace bandera. Empeñado activamente en combatir a Rusia en el campo energético con una competencia desleal en base a sanciones, EEUU ha demostrado por enésima vez que no puede dar lo que no tiene, para su desgracia y la de los países bálticos, entre otros.
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Y es que al reunirse con el canciller de Ucrania, Pavló Klimkin, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, afirmó que EEUU y Ucrania seguirán intentando conseguir que no se llegue a realizar el proyecto del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, que según sus palabras, "socava la seguridad económica y estratégica de Ucrania y la soberanía de los países europeos que dependen del gas ruso".
Respecto a esto, el economista José Luis Carretero Miramar sostiene que "Ucrania con su situación estratégica ha sido uno de los elementos fundamentales dentro de esta dinámica de EEUU de colonizar o dirigir la política exterior de la UE. Al fin y al cabo EEUU estuvo muy interesado en producir el conflicto en Ucrania en la llamada 'Revolución de colores' porque significaba tomar el control de una de las vías de aprovisionamiento de gas de Europa por parte de Rusia".
"Al tomar el control de Ucrania, lo que hace EEUU es tomar control de la principal vía de aprovisionamiento de Europa por parte del gas ruso. Esto implica obviamente una agresión directa a los intereses económicos y geoestratégicos de Rusia en el sentido de que facilita el cerco de Rusia por parte de EEUU y por parte de la OTAN. Pero al mismo tiempo y de una manera indirecta representa también una agresión a los intereses propios de la UE, porque dificulta, pone en cuestión, y genera un conflicto precisamente en una de las principales vías de llegada de los recursos energéticos a la parte oriental de la UE", subraya el analista.
Entonces EEUU se da cuenta de su realidad, que es otra, y es bastante triste para sí, pero también para Ucrania, Polonia, y los países bálticos. Porque para empezar, según pronosticó el experto ucraniano en energía Valentín Zemlianski, el sistema de transporte de gas de Ucrania sufrirá pérdidas anuales de 30.000 millones de metros cúbicos de gas tras la puesta en marcha del Turk Stream. Hablando en plata, las pérdidas anuales para Ucrania ascenderán a 1.000 millones de dólares.
Para seguir, porque en medio del intenso frío que padece el noroeste de EEUU, allí el precio del gas natural licuado (GNL) aumentó hasta un 150% en pocos días, mientras que sus reservas en instalaciones de almacenamiento subterráneas cayeron por debajo del nivel promedio en cinco años. Esto implica que las exportaciones a Europa y Asia se encuentren mucho más que amenazadas, si la misma venta interna lo está, cuya demanda ha batido todos los récords, según datos de la Asociación Nacional de Proveedores de gas de EEUU.
Ya en 2017 el país norteamericano recurrió a una estrategia parecida e importó combustible ruso del Reino Unido con la mediación de la empresa francesa. En tanto, pocos días atrás, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, informó sobre tres petroleros con gas natural licuado ruso que se dirigían a EEUU desde el yacimiento ruso Yamal.
Para Carretero Miramar lo que hace EEUU es defender sus propios intereses geoestratégicos y comerciales.
"En ese sentido [EEUU] no le hace ascos a nada: si necesita comprarle gas a Rusia, obviamente lo hará. Lo hará de maneras indirectas, no abiertas, no le hará ningún tipo de publicidad a esas operaciones, y al mismo tiempo será capaz de, paralelamente, tratar de prohibírselo, tratar de presionar a sus asociados y aliados para que no lo hagan".