El presidente estadounidense elevó los aranceles para reducir el enorme déficit comercial con China, pero, según opinan en el país asiático, esta medida perjudicará más a EE.UU.
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Pekín está listo para responder a los nuevos aranceles impuestos la semana pasada por el decreto del presidente de EE.UU., Donald Trump, contra China, cuyo valor se estima de hasta 60.000 millones de dólares anuales, informa el diario estatal chino Global Times. China apuntará a un gran número de importaciones estadounidenses, asegura el rotativo.
"Restringir las importaciones desde China provocará un alza en los precios en EE.UU.", asegura el periódico. "Los productos baratos de alta calidad fabricados en China han beneficiado a los estadounidenses de a pie, quienes deberán recurrir a alternativas más costosas", explica.
Además, según el rotativo "las contramedidas de China afectarán a las exportaciones de EE.UU., amortiguarán el empleo y perjudicarán a la economía en EE.UU.", por lo que el país norteamericano sufrirá peores consecuencias, en comparación con las del país asiático.
Asimismo, el periódico ha tachado las medidas de Washington de "ingenuas" e "irrazonables" ante la fuerte economía china, que ya "ha resistido a la fanfarronería de las administraciones estadounidenses anteriores".
El enorme déficit de EE.UU. con China
Pekín adoptará sus contramedidas en respuesta al intento de Trump de reducir el enorme déficit comercial de Washington con la segunda economía más grande del mundo, que en el año 2017 alcanzó 375.000 millones de dólares.
Resulta que muchos de los bienes importados por China provienen de fabricantes estadounidenses, que envían al gigante asiático materias primas debido a la mano de obra barata. Cuando los bienes se envían de vuelta al territorio estadounidense, se consideran importaciones en la balanza comercial.
Además, de imponer aranceles mayores a Pekín, EE.UU., en busca de disminuir el déficit, aconsejó a China comprar más gas natural licuado (GNL) a EE.UU.
Una pronta respuesta de Pekín a estas sanciones comerciales de Washington, en cuanto se produzca, confirmaría los pronósticos de varios expertos acerca del inicio de una guerra comercial entre ambos países.
El arma menos pensada que China podría utilizar en la guerra comercial contra EE.UU.: Los turistas
Publicado: 30 oct 2018 08:21 GMT
Por el momento, Pekín no parece muy ansioso por emplear esta herramienta, pero todo podría cambiar si el conflicto se intensifica.
Turistas chinos toman fotografías en el exterior de la Bolsa de Nueva York (EE.UU.), el 8 de julio de 2015.
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"En la guerra todo vale", sería el nuevo mantra para Pekín, que podría recurrir pronto a un arma impredecible y poderosa si la guerra comercial con Washington persiste. Menos turistas chinos en Estados Unidos equivale a una reducción de hasta 60.000 millones de dólares que estos gastan anualmente en servicios estadounidenses, según The Washington Post.
A medida que el presidente Donald Tump se queja del gran déficit en el comercio de mercancías con China, al mismo tiempo disfruta de un considerable superávit en el campo de los servicios. Desde 2011, el comercio de servicios de EE.UU. con China ha crecido más de tres veces más rápido que los envíos de bienes en los que Trump suele enfocarse.
De acuerdo con estadísticas del Departamento de Estado, en comparación con el período de mayo a septiembre del 2017, el presente año un 13 % menos de residentes chinos ha recibido visados de negocios, esparcimiento o educación. Por consiguiente, el turismo podría convertirse en uno de los puntos principalmente vulnerables de EE.UU.
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Hasta la fecha, la disputa entre las dos economías más grandes del mundo se ha limitado a sus 635.000 millones en el comercio anual de bienes. Pero reducir el gasto de los ciudadanos chinos en viajes sería una herramienta aún más tangible que cualquier aplicación de aranceles adicionales a sus productos, opina Joy Dantong Ma, investigador asociado del Instituto Paulson de Chicago.
Por ahora, los funcionarios chinos no parecen estar ansiosos por intensificar el conflicto, por el contrario, esperan que tras las elecciones al Congreso de EE.UU. sea posible negociar. Pero si las negociaciones se estancan, esto podría resultar en una nueva disputa.
China abrirá más su economía, reducirá sus aranceles y aumentará sus importaciones, ha asegurado Xi Jinping. Defenderá también la globalización económica y protegerá la propiedad intelectual. El discurso del presidente chino en la inauguración de la colosal Exposición Internacional de Importaciones (CIIE) en Shanghái pronunció palabras conciliadoras a los socios comerciales que le reclaman medidas concretas para abrir los mercados chinos y ofrecer igualdad de condiciones a las empresas extranjeras. Pero, en plena guerra comercial con Estados Unidos, y a un día de unas elecciones legislativas cruciales en ese país, también lanzó un mensaje desafiante a sus críticos: “China ha padecido 5.000 años de tribulaciones y problemas, pero sigue aquí. Y en el futuro, siempre va a seguir aquí”.
Sí prometió que en los próximos 15 años China importará bienes por valor de 30 billones de dólares, y servicios por valor de 10 billones. El año pasado compró bienes por valor de 1,84 billones de dólares, de los que una cuarta parte procedieron de Estados Unidos.
Pekín también acelerará la apertura de sus sectores de educación, telecomunicaciones y cultura, y seguirá aumentado el acceso a áreas como la minería, la agricultura o la manufactura, sostuvo el presidente chino.
Trump y Xi tienen previsto reunirse en los márgenes de la cumbre del G-20 en Buenos Aires a finales de este mes. Ambos conversaron la semana pasada por teléfono y el estadounidense mencionó que habían alcanzado “buenos progresos”. Pero si no llegan a un acuerdo, el inquilino de la Casa Blanca ha amenazado con imponer sanciones sobre otros 267.000 millones de dólares en productos chinos.
La guerra comercial que ha iniciado Donald Trump contra China está golpeando a los agricultores de EEUU. Debido a los aranceles con los que ha respondido China a la soja norteamericana, su importación casi se ha paralizado. Miles de agricultores están ahora al borde de la ruina, escribe Alexandr Lesnij en su artículo para Sputnik.
Los productores agrícolas estadounidenses, acostumbrados a la cultura de la exportación de la soja, no podían pasar por alto su creciente demanda en China. Así que este año se destinaron 89,1 millones de hectáreas de tierra a su cultivo —dos veces más que en 2017—. Los agricultores esperaban así elevar la producción —ya de por sí alta— de las semillas de soja que se exportan. Algo natural teniendo en cuenta que su cultivo representa el 60% de los productos agrícolas que el país norteamericano vende al gigante asiático.
Sin embargo, el conflicto entre Washington y su principal socio comercial ha llevado a Pekín a gravar esta legumbre con un impuesto del 25%, lo que ha obligado a que su exportación no salga rentable y caiga un 98%.
Los datos que maneja el Departamento de Agricultura estadounidense son reveladores. Entre 2017 y 2018 el país controlaba el 35% del mercado mundial de semillas de soja —también llamada soya en algunos países de Latinoamérica—. A la zaga —con un 33%— se situaba Brasil, seguido de Argentina —14%—. China controlaba el 4% y a la vez le compraba a Brasil el 47% y a Argentina el 5% de la soja que importaba. Ahora, estos dos países están viendo cómo sus exportaciones a China están aumentando a costa de EEUU.
"Que se ponga fin a la guerra comercial es lo único a lo que pueden aspirar los agricultores estadounidenses. En teoría, eso puede ocurrir después de que Donald Trump y Xi Jinping se reúnan en Argentina durante la cumbre del G20", opina Lesnij.
Sin embargo, teniendo en cuenta las declaraciones con tinte bélico que Washington dedica a Pekín —por ejemplo, presionar a las empresas europeas a no comprar productos de Huawei—, las posibilidades de que ambos países vuelvan a entablar una relación comercial saludable para ambos son prácticamente nulas, opina el autor.
Por ahora, los productores de soja estadounidenses están a día de hoy destruyendo las semillas de soja que sobran. Las entierran o dejan que se pudran en el campo. Igual que hicieron antes sus predecesores durante la Gran Depresión de la década de 1930, recuerda Lesnij, cuando el presidente Roosevelt se vio obligado a aprobar una ley especial para ayudar a los granjeros. Muchos economistas creen hoy que el documento que se aprobó entonces resultó ser contraproducente. Roosevelt obligó a los agricultores a destruir sus cosechas para generar un déficit falso en el mercado y subir así los precios.
China, por su parte, está ampliando sus horizontes comerciales y empieza a comprar soja a otros países. Pronto entre los importadores principales figurará Rusia: el Lejano Oriente es perfecto para desarrollar una cultura exportadora y las perspectivas son buenas al estar la región más cercana a China que Estados Unidos. Se espera que se dediquen un millón de hectáreas a la producción agrícola y que la mitad de los beneficios que se generen de ellas proceda del gigante asiático.
La separación completa de dos economías estrechamente vinculadas podría tener consecuencias "inimaginables", avisa el embajador chino en Washington.
Una escalada del conflicto comercial entre China y EE.UU. podría llevar a una repetición de las grandes catástrofes del siglo XX, incluidas una gran depresión y una contienda mundial, ha advertido el embajador chino en Washington, Cui Tiankai, en una entrevista para Reuters. Las preocupantes advertencias del diplomático se producen en medio de las nuevas amenazas de EE.UU. respecto a una posible introducción de más aranceles sobre los productos chinos.
El embajador se manifestó en vísperas de la inminente cumbre del G20, que se celebra en Buenos Aires a partir del 30 de noviembre. En ella, a su juicio, Pekín espera lograr un acuerdo que alivie la carrera arancelaria en curso. Asimismo, en opinión de Tiankai, Pekín y Washington tienen la responsabilidad compartida de cooperar en interés de la economía mundial.
El diplomático asiático tiene claro que separar dos economías estrechamente vinculadas no es una medida ni positiva ni tampoco posible. "No sé si la gente realmente se da cuenta de las posibles consecuencias, del impacto negativo, de un desacoplamiento", aseveró.
El enviado comparó esta situación a las guerras arancelarias que libraban los países industrializados en la década de 1930, lo que contribuyó a un colapso del comercio mundial y aumentó las tensiones en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
"Las lecciones de la historia siguen ahí. En el siglo pasado, tuvimos dos guerras mundiales, y entre ellas, la Gran Depresión. Creo que nadie debería intentar repetir la historia. Estas cosas nunca deberían volver a suceder, por lo que se debe actuar de manera responsable", destacó el embajador. "Estamos en contra de cualquier guerra comercial", afirmó Tiankai, pero al mismo tiempo China "luchará para salvaguardar sus propios intereses".
Este 27 de noviembre, el asesor económico del presidente Trump Lawrence Kudlow señaló que si no se produccen progresos sobre el acuerdo entre China y EE.UU. en la cumbre del G20, el presidente estadounidense está dispuesto a aumentar los aranceles contra las importaciones de China desde el 10 al 25 % (lo que se traducirá en 200.000 millones de dólares), así como a imponer nuevos impuestos por valor de 267.000 millones de dólares a otras mercancías importadas desde el gigante asiático.
Un tribunal de Fuzhou (China) prohibió este lunes la venta de los modelos que van desde el iPhone 6S hasta el iPhone X con motivo de una disputa de patentes.
Clientes prueban los iPhones XS y XS Max en una tienda de Apple en Shanghái (China), el 21 de septiembre de 2018.
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La acciones de la empresa estadounidense Apple han experimentado una caída del 1,7 % en la bolsa de Nueva York (EE.UU.) tras conocerse la noticia de que un tribunal de Fuzhou (China) ha dictado una orden preliminar de prohibición de la venta de algunos modelos de iPhone en el país asiático debido a una disputa de patentes entre el fabricante estadounidense de chips Qualcomm y Apple, informa Reuters.
"Apple continúa beneficiándose de nuestra propiedad intelectual al tiempo que se niega a compensarnos. Estas órdenes judiciales son una confirmación más de la fortaleza de la vasta cartera de patentes de Qualcomm", reza el comunicado emitido este lunes por Qualcomm Incorporated.
De acuerdo con la nota las medidas afectarían a la distribución de los modelos que van desde el iPhone 6S hasta el iPhone X.
Por su parte, Apple todavía no se ha pronunciado al respecto.
La caída llega en una jornada a la baja por parte de Wall Street, que la semana pasada cayó un 4,5 % y firmó así su peor registro desde marzo de este año debido a las preocupaciones sobre el crecimiento mundial, la guerra comercial entre China y EE.UU. o el Brexit.
En este episodio de Keiser Report, Max y Stacy se preguntan si la detención de la directora financiera de Huawei estaba dirigida a que China cediera terreno en la guerra comercial. También hablan de un artículo de opinión del New York Times sobre los principales recursos de nuestro tiempo: datos e internet. En la segunda parte Max entrevista a Mish Shedlock, de MishTalk.com, sobre si la Reserva Federal es un mayor peligro para EE.UU. que China y el síndrome de la reina roja de Japón.
En la primera parte del programa, Max y Stacy hablan sobre la detención de la directora financiera y vicepresidenta de Huawei Technologies, Meng Wanzhou, por parte de las autoridades de Canadá a principios de este mes, y sus consecuencias políticas a nivel internacional.
Stacy considera que el presidente de EE.UU., Donald Trump, "ha secuestrado a esta mujer como parte de sus negociaciones comerciales con China", lo que le lleva a pensar que el país asiático "se ha vengado" mediante el arresto de un exdiplomático y un empresario canadienses. Por su parte, Max opina que esta situación demuestra que el enemigo no es Rusia, sugiriendo al mismo tiempo que el paso dado por la Casa Blanca podría ser la antesala de un conflicto armado entre ambas naciones. "De la guerra de divisas a la comercial, y de esta al conflicto armado. Estados Unidos y China van camino a la guerra", dice el presentador.
Por otra parte, el presentador de 'Keiser Report' explica que si en el siglo XXI la riqueza de una nación es la propiedad intelectual y los ingresos que de ella se derivan, gran parte de la actual confrontación entre Washington y Pekín se debe a que "China está acaparando demasiado la propiedad intelectual de Estados Unidos" con la intención de "conseguir una cuota de control mental" de la sociedad.
"Todos vivimos en el casino gulag"
En el segundo tramo del programa, Max entrevista a Mish Shedlock, de MishTalk.com, con el que aborda las recientes tensiones entre China y EE.UU. Según Shedlock, el enfrentamiento comercial está teniendo un claro impacto en el mercado bursátil que —augura— "acabará por estallar".
Por otro lado, el invitado cree que la Reserva Federal, que "ha inflado tres burbujas consecutivas porque […] no entiende qué es la inflación", debería desaparecer, aunque solo si existe un ente que sea capaz de sustituirla de modo satisfactorio. En su opinión, este organismo no sigue al mercado, sino que intenta persuadirlo.
El creador MishTalk.com cree que se producirá un cambio de actitud entre los consumidores del país nipón, así como un crecimiento demográfico, lo que provocará que "los intereses y el IPC [Índice de Precios al Consumidor] se disparen". Además, sostiene que el mayor afectado de las crisis financiera será el euro.
Por último, Max y su invitado también abordan temas como el déficit presupuestario de Italia y Francia, las exigencias a estos países por parte de la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE), o el fenómeno de los 'chalecos amarillos' y la reacción del presidente francés, Emmanuel Macron.
Ren Zhengfei pronostica que ninguna otra empresa alcanzará la tecnología 5G de Huawei en los próximos años.
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Huawei Technologies ha hecho las preparaciones necesarias para soportar los embates en su contra de parte de EE.UU., según afirma Ren Zhengfei, fundador y director ejecutivo de la compañía china de telecomunicaciones.
"La práctica actual de los políticos estadounidenses subestima nuestra fuerza", declaró Ren este martes ante medios estatales chinos, según informa AFP.
El ejecutivo afirmó que las restricciones impuestas a los negocios entre Huawei y compañías norteamericanas —de las que adquiere la mitad de los microprocesadores para sus dispositivos— no lograrán frenar al gigante chino. "También podemos hacer los mismos chips que los chips de EE.UU., pero eso no significa que no vayamos a comprarlos", aseveró.
Ren aseguró que Huawei se mantendrá a la vanguardia de ciertas tecnologías clave. "El 5G de Huawei no se verá afectado en absoluto. En términos de tecnologías 5G, otros no podrán ponerse al día con Huawei hasta dentro de dos o tres años", acotó el director ejecutivo.
La semana pasada, Huawei fue incluida en una lista negra que le impide comprar piezas y componentes de compañías norteamericanas sin la aprobación del Gobierno de EE.UU. Este lunes, el Departamento de Comercio emitió una licencia temporal para que la compañía china continúe ciertas operaciones en el territorio norteamericano.
"La licencia temporal de 90 días de EE.UU. no tiene mucho impacto para nosotros, estamos listos", indicó Ren. "No podemos ser aislados del mundo", añadió el fundador de Huawei.
El Gobierno de EE.UU. sopesa imponer aranceles del 25 % a las importaciones de zapatos y otros productos desde China, en el marco de la guerra comercial entre ambos países.
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Decenas de fabricantes estadounidenses de calzado, incluidos Adidas, Nike y Puma, se han dirigido al presidente Donald Trump para llamarlo a excluir sus productos del enfrentamiento comercial con China.
"La propuesta tarifa adicional del 25 % [en aranceles] sobre el calzado sería catastrófica para nuestros consumidores, nuestras compañías y la economía estadounidense en general", escribieron en una carta conjunta.
Los fabricantes citan el pronóstico de la asociación comercial del sector, FDRA, que estima que la medida propuesta por el presidente les costará 7.000 millones de dólares adicionales a los consumidores cada año.
Las empresas señalan que la producción de calzado es una "industria muy intensiva en capital", donde las decisiones de abastecimiento "requieren años de planificación" y las compañías "no pueden simplemente desplazar sus fábricas para adaptarse a estos cambios".
"En nombre de centenares de millones de consumidores y centenares de miles de empleados, le pedimos que cancele esta medida que incrementa el peso tributario", declararon las compañías, indicando que "es tiempo de poner fin a esta guerra comercial".
Pese a los esfuerzos del sector para trasladar sus fábricas desde China a otros países, las compañías estadounidenses dependen mucho de los proveedores chinos y su mano de obra barata. China representóel 72 % de todo el calzado importado por EE.UU. en 2017.
Este 10 de mayo EE.UU. elevó del 10 % al 25 % los aranceles para una serie de mercancías chinas importadas, por un valor de 200.000 millones de dólares al año. El presidente Donald Trump ordenó también prepararse para una subida de aranceles del 25 %, por valor de 325.000 millones de dólares, a otros productos chinos que, de momento, no están sujetos a impuestos; entre ellos zapatos, juguetes y electrónica de consumo masivo.
A partir del 1 de junio, China aumentará los aranceles para el gas natural licuado (GNL) de EEUU del 10% al 25%, según la Comisión del Arancel de Aduanas del Consejo de Estado de China. Alexandr Lesnij, columnista de la edición rusa de Sputnik, analiza por qué será una catástrofe para la industria del gas de EEUU y qué ganará Rusia.
Fracaso total
Los aranceles chinos son una respuesta a las acciones agresivas de Washington. El 10 de mayo, tras unas negociaciones comerciales entre EEUU y China, que concluyeron sin avances, el presidente Donald Trump anunció un aumento de los aranceles a los productos chinos por un valor de 200.000 millones de dólares.
Pekín respondió de inmediato: a partir del 1 de junio se introducen aranceles adicionales sobre los productos estadounidenses por un valor de 60.000 millones de dólares, incluido el GNL.
El mercado chino de GNL es el más grande y el de mayor crecimiento en el mundo y, por lo tanto, el más deseado para todos los exportadores de combustible, incluidos los estadounidenses.
Se prevé que este año las importaciones de GNL en China aumentarán más del 20%, pronosticó en febrero Carlos Torres-Díaz, jefe del Departamento de Investigación de Mercado de Gas de Rystad Energy.
Es por eso que se inició la mayoría de los proyectos para la construcción de terminales de licuefacción de gas en Estados Unidos, asegura Lesnij. Recientemente, en el estado de Luisiana, se puso en marcha la planta de Cameron LNG con tres líneas de producción con una capacidad total de 13,5 millones de toneladas al año.
No obstante, los aranceles chinos hacen dudar de las perspectivas de las nuevas líneas de GNL en EEUU.
La pérdida del mercado chino puede frustrar los planes de los estadounidenses para la expansión europea. Según los analistas de Rystad Energy, Rusia ahora está suministrando gas a Europa a un precio promedio de cinco dólares por mmBtu. En el mismo nivel se encuentra el punto de indemnidad para las entregas a Europa del GNL estadounidense. En otras palabras, para los estadounidenses vender su gas al precio de Rusia significa trabajar sin ganar nada.
Washington esperaba compensarlo por medio de entregas paralelas a Asia, donde los precios del GNL son tradicionalmente más altos que los europeos. Pero ahora, sin China, la expansión de las exportaciones a Europa para la industria del gas estadounidense es extremadamente irrentable.
El principal ganador de la nueva ronda de la guerra comercial entre Estados Unidos y China es Rusia: las compañías rusas tienen buenas oportunidades de ocupar el puesto de las estadounidenses en el mercado.
Para el 1 de diciembre está programada la puesta en marcha del gasoducto Sila Sibiri (Fuerza de Siberia) con una capacidad de 38.000 millones de metros cúbicos de gas por año. El siguiente paso es la construcción de otro gasoducto a China a través de Altái.
"Las entregas del gas ruso a China a través de la ruta occidental pueden convertirse en el corredor de transmisión de gas más prometedor e importante", dijo Alexéi Miller, director de Gazprom, a finales de abril.
"China continúa aumentando de manera constante el consumo de gas: un 15% en 2017 y un 18% en 2018. Por primera vez encabezó la lista de los mayores importadores de gas natural en el mundo. La demanda del gas natural en China seguirá creciendo y estamos listos para proporcionarle suministros fiables a largo plazo", aseguró Miller.
La agencia Bloomberg aventura que hasta cinco compañías más podrían correr la misma suerte que el gigante de las telecomunicaciones asiático.
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El gigante de las telecomunicaciones chino Huawei está envuelto en un enfrentamiento con Estados Unidos, que acusa a la empresa de espionaje mediante sus dispositivos en favor del Gobierno chino, algo que la compañía desmiente.
La semana pasada el Gobierno estadounidense incluyó a esta empresa china en su lista negra comercial, que llevó a la decisión de Google de cortarle el acceso a sus productos patentados y al soporte técnico.
Este lunes, el Departamento de Comercio de EE.UU. emitió una licencia temporal para Huawei Technologies que restablece la capacidad de la empresa para ofrecer mantenimiento a las redes y proveer actualizaciones de 'software' a sus dispositivos existentes. La licencia fue creada con el fin de mitigar las repercusiones sobre los clientes de Huawei en el país.
China afirma que el asedio de EE.UU. contra sus empresas estatales es una "invasión a la soberanía económica"
Publicado: 25 may 2019 23:23 GMT | Última actualización: 26 may 2019 02:39 GMT
Desde el país asiático denuncian que las "arrogantes exigencias" de Washington van "más allá" de la guerra comercial porque tratan de tocar las bases del desarrollo chino.
Durante las recientes discusiones comerciales entre EE.UU. y China, Washington ha tratado de forzar a Pekín a frenar el apoyo a sus compañías estatales, denuncia Xinhua, que tacha este comportamiento de invasión a la soberanía económica del gigante asiático.
"En la mesa de negociaciones, el Gobierno de EE.UU. presentó una serie de exigencias arrogantes a China, incluida la de restringir el desarrollo de empresas que son propiedad del Estado", aseveró la agencia estatal china en un comentario citado por Reuters.
Xinhua subraya que los requerimientos estadounidenses van "más allá del alcance"de las negociaciones en curso, pues afectan los fundamentos del sistema económico de la nación asiática y "fuerzan a China a cambiar el curso de su desarrollo".
"Esto muestra que detrás de la guerra comercial [de Washington contra Pekín], se trata de invadir la soberanía económica china y de obligar a China a dañar sus intereses centrales", añade la agencia.
Este mes, Washington decidió aumentar a un 25 % los aranceles a mercancías chinas por valor de 200.000 millones de dólares anuales, alegando que desde Pekín no han hecho lo suficiente para resolver las preocupaciones estadounidenses sobre el robo de propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología a empresas chinas.
El gigante asiático anunció poco después su propia imposición de aranceles como respuesta a la medida del país norteamericano, que desde al menos hace un año viene exigiendo a su contraparte china que suspenda los subsidios a industrias previstos en el plan 'Hecho en China 2025' y que no recurra a represalias contra EE.UU.
El enfrentamiento entre ambos países se ha agravado en las últimas semanas después de que Washington incluyera en su lista negra comercial a Huawei, el gigante chino de telecomunicaciones.
Tierras raras en el muelle de la ciudad china de Lianyungang.
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La semana pasada el presidente chino, Xi Jinping, visitó una planta de procesamiento de tierras raras, dando pie a especulaciones sobre la posibilidad de que el gigante asiático aproveche estos materiales estratégicos en su guerra comercial con la nación norteamericana.
EE.UU. depende de los suministros de tierras raras de China, que representan un 80 % de sus compras globales de estos materiales. Además, el país asiático produce el 90 % de tierras raras del planeta, un conjunto de 17 metales utilizados en la fabricación de productos tecnológicos como 'smartphones', computadoras, vehículos eléctricos, entre otros, pero igualmente esenciales para la producción de armas modernas como, por ejemplo, los sistemas de guiado de misiles y en cazas.
Por este motivo, no resulta sorprendente que este tipo de minerales no haya sido incluido en la lista de los bienes chinos por valor de 200.000 millones de dólares para los cuales Washington ha aumentado los aranceles de importación.
El enfrentamiento entre EE.UU. y China se ha agravado en las últimas semanas después de que Washington decidiera incluir en su lista negra comercial a Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones, al que acusa de espiar para Pekín.