En solo 40 años Shenzhen ha pasado de ser un pequeño pueblo de pescadores a convertirse en la mayor metrópoli de China y la sede sede de muchos gigantes tecnológicos, entre ellos Huawei.
El PIB de la ciudad creció a un ritmo acelerado y alcanzó los 2,69 billones de yuanes (unos 400.000 millones de dólares) en 2019. Shenzhen ocupó el tercer lugar en China, solo por detrás de Pekín y Shanghái, según este indicador, y adelantó a la vecina Hong Kong. Y en términos de PIB per cápita, Shenzhen está en el primer puesto con unos 30.000 dólares.
Las autoridades chinas pretenden convertir a Shenzhen en un nuevo centro financiero y tecnológico mundial que, gracias a su ubicación única, puede convertirse además en un nuevo Valle del Silicio y en un Wall Street asiático.
Un nuevo plan quinquenal de desarrollo de la megalópolis, publicado por la Oficina del Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado de China, otorga a Shenzhen una importante autonomía para que asigne terrenos a los centros de producción y las viviendas.
Además, se prevé que Shenzhen liderará el proceso de internacionalización del yuan y aumentará la apertura del sector financiero.
Pekín también espera que Shenzhen proporcione soluciones innovadoras para comercializar la ciencia y la tecnología y distribuir los recursos en el mercado. Actualmente, los fondos de I+D se distribuyen de forma centralizada, es decir, directamente por el Gobierno o por las autoridades locales. En Shenzhen se prevé delegar esta función, al menos parcialmente, al mercado, incluidos los inversores privados. Esto ayudará a mejorar la eficiencia en la gestión de los recursos y estimulará el rendimiento de I+D. Se cree que el Valle del Silicio logró su éxito mediante mecanismos de asignación de recursos basados en el mercado.
Finalmente, para atraer a los mejores científicos del mundo, Shenzhen simplificará los procedimientos de visado y permiso de residencia, explicó a Sputnik Zhou Rong, investigador principal del Instituto de Finanzas Chongyang de la Universidad Popular de China.
"Creo que Shenzhen tiene más ventajas que Hong Kong para atraer talentos en el futuro. Los salarios en Shenzhen son del mismo nivel, y la vivienda es más asequible. Además, se procurará atraer a las empresas extranjeras para que trasladen sus sedes a Shenzhen y hacer de la ciudad la sede de las 500 empresas más grandes de Asia Pacífico", señaló Zhou Rong.
Además, el analista consideró conveniente que se creen nuevas marcas de empresas conjuntas para aprovechar las ventajas mutuas y desarrollar nuevas marcas multifactoriales.
Shenzhen también será lugar de prueba para una amplia circulación de la moneda digital nacional de China. Las autoridades de la ciudad anunciaron recientemente que distribuirían 10 millones de yuanes (200 yuanes para cada persona) en cupones digitales a los residentes de uno de los distritos. El dinero estará disponible para su uso en las tiendas que cooperen con el proyecto del yuan digital.
Según Zhou Rong, en el futuro, Shenzhen será el más atractivo para los negocios internacionales porque, entre otras cosas, puede beneficiarse de su ubicación geográfica en la Gran Bahía. Y al mismo tiempo, está libre de choques y tiene una sociedad mucho más estable en comparación con Hong Kong.
Por supuesto, existen varios riesgos externos, como las sanciones impuestas a Huawei y a varias otras empresas de tecnología. No obstante, los inversores extranjeros todavía ven un potencial positivo en el mercado chino.
Según el FMI, China será el único país importante cuya economía mostrará una dinámica positiva este año. Gracias a esto, Pekín puede mantener una política monetaria moderada, creando condiciones favorables para la inversión.