Para Eusebio Leal Spengler,
brillante continuador del legado de Emilio Roig
Este 1ro. de julio de 2020 se conmemoran 85 años del nombramiento del Doctor Emilio Roig de Leuchsenring como Historiador de La Habana, un hecho de la mayor trascendencia, no solo en el ámbito cultural y patrimonial de la capital cubana, sino en el de la nación toda. Al momento de su investidura, ocurrida el 1ro. de julio de 1935, el Doctor Roig era ya una personalidad reconocida en el ámbito de las letras, el derecho y la historiografía cubana, por sus verticales posturas nacionalistas y antimperialistas. Sin ser miembro de ninguna organización política republicana, Emilio Roig fue desde su juventud un hombre de ideas de izquierda, como lo demuestra su amistad con Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, su estrecha colaboración con la Falange de Acción Cubana y el Grupo Minorista, del cual fue considerado «mentor espiritual», así como su valiente y abierta oposición a la dictadura machadista, y la causa del antimperialismo fue siempre uno de sus grandes temas como historiador y hombre público.
El año 1935 marcó dos grandes acontecimientos en la biografía intelectual de Emilio Roig: su nombramiento como Historiador de La Habana, de lo que se desprenderían enseguida un sinnúmero de tareas de salvaguarda del patrimonio histórico habanero y labores diversas de índole cultural, y la publicación de su monumental estudio historiográfico Historia de la Enmienda Platt. Entre sus resultados de mayor trascendencia está la publicación de los Cuadernos de historia habanera, y el estudio relacionado con la designación de las calles del municipio habanero. Tras un detallado examen de las sucesivas denominaciones de las calles habaneras y sus incontables avatares, Roig propuso la restitución de los nombres antiguos, tradicionales y populares «por juzgar que ello es patriótico, cultural, práctico, útil y productivo». Asimismo, en 1935 se realizaron importantes obras de restauración de la Plaza de Armas, para lo cual fue decisiva la cooperación del Historiador de la Ciudad, quien contribuyó proporcionando los datos históricos y grabados antiguos, que facilitaron la mayor veracidad histórica y urbanística en esos trabajos de rehabilitación.
Un hecho que testimonia la autoridad ganada por Roig en su función de servidor público fue que, a solicitud de los tres candidatos que se postulaban para alcaldes de La Habana en las elecciones de enero de 1936 (Guillermo Tapia, Antonio Beruff Mendieta y Pelayo Cuervo), el Historiador redactó un texto donde explicó cuales debían ser, a su juicio, las cuestiones fundamentales de índole administrativa, económica y social que convenían ser incorporadas a sus respectivos programas de gobierno. Las consideraciones de Roig se publicaron con el título de Notas para un programa de buen gobierno municipal habanero, donde expresó su ideario social progresista, a través de un conjunto de medidas enfocadas al mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares, en temas tan sensibles como los servicios de educación, salud, alimentación, asistencia social, empleo, cultura, salarios, transporte y vivienda.
Otro hito significativo, que realzó su fama de historiador antimperialista, fue el ensayo consagrado al examen integral del infausto apéndice a la Constitución cubana de 1901, publicado bajo el rótulo: Historia de la Enmienda Platt. Una interpretación de la realidad cubana. La aspiración de Roig con este cardinal estudio consistía en denunciar, cabalmente, el nefasto mecanismo de dominación que la citada Enmienda había constituido para Cuba. De tal modo, el objetivo se anuncia con esta declaración de principios: «Este libro es un libro francamente antimperialista, porque la absorción y explotación de Cuba por el imperialismo yanqui es una realidad que descubren y comprueban el historiador, el sociólogo y el economista, sea cual fuere su ideología».
Todo ello explica la absoluta identificación de Roig con la Revolución Cubana de 1959, resultado de una vida consagrada a luchar por los principales valores de nuestra historia y de nuestra identidad como nación, y su defensa frente a los intereses imperiales de Estados Unidos; ningunas palabras pueden expresarlo mejor que las del Comandante en Jefe Fidel Castro, el 15 de enero de 1960, cuando afirmó: «Y aquí a nuestro lado está un verdadero maestro de nuestra historia, Roig de Leuchsenring (Aplausos), que ha escrito la historia de los esfuerzos de nuestra nación durante más de un siglo por ser una nación libre, por ser una nación soberana, donde pudiese desarrollarse un pueblo libre y feliz».
Esos fueron, expresados de manera diáfana y elocuente, los ideales que siempre defendió, con su pluma de escritor y con su compromiso cívico, Emilio Roig de Leuchsenring, primer Historiador de La Habana. En su honor se instituyó el Día del Historiador Cubano, que también conmemoramos hoy.