A veces me sorprende la forma en la que ciertos textos llegan a mí en el momento preciso en el que tengo que leerlos, ya sea para darme cuenta de alguna situación, para calmarme por alguna cosa o simplemente para abrirme los ojos y dejarme ver cosas sencillas y triviales pero muy ciertas que yo estaba pasando por alto en mi vida.
Hoy llegó a mi casilla de mensajes de Facebook, una pequeña reflexión que me llenó de tranquilidad y me hizo recordar algunas de las creencias que he ido dejando de lado a medida que me hago vieja y me dejo corromper por el mundo y sus vanalidades. El texto trataba sobre algo que siempre he creído es un pilar fundamental de cualquier relación: Dar Gracias. Y vaya que es un tema importante especialmente cuando a la hora de la verdad, últimamente damos las gracias por todo, sin sentirlo, o damos las gracias de forma irónica; agradecemos por no quedar como alguien mal educado o simplemente agradecemos porque desde pequeños nuestras madres nos inculcaban que había que dar las gracias por todo, así como lorito mojado que repite una frase sin saber ni siquiera por qué la está diciendo.
Debo confesar que para mí dar las gracias a veces es una simple respuesta a un gesto de amabilidad, pero muchas otras, agradecer no está muy lejos de su significado real: "Con placer", "Con Agrado", "Con Satisfacción". Muchas veces doy las gracias porque siento que alguien ha hecho cosas muy importantes por mi, o por lo menos ha hecho algo que me satisface y me llena de alegría.
He pasado por momentos en donde agradezco a alguien por hacerme feliz, y esa persona me responde que no son necesarias; para mí sí lo son. Pero lo realmente importante no es agradecer cuando estamos satisfechos con algo, también hay que saber agradecer en los momentos difíciles, porque cada prueba, cada situación y cada circunstancia negativa o menos favorable, es un escalón que debemos superar con fuerza y sobre todo, aprendiendo de él, aunque duela, aunque sintamos que desfallecemos, aunque creamos que no vamos a poder con él.
Hay que agradecer, de verdad, con el corazón. Por eso, cuando yo les de las gracias por algo, siéntanse contentos, porque para mí, dar las gracias es algo que viene de adentro, algo importante y especial.
A veces un simple Gracias, puede alegrar tu día de una forma en la que jamás pensaste. Por eso, les hago la invitación para que reflexionen un poquito cada vez que quieran pronunciar esa palabra, si no la sienten, no la digan, hacer o decir algo que uno no quiere o siente no causa ningún tipo de placer. Digamos gracias cuando en serio estemos dispuestos a demostrar que algo o alguien hizo que nuestra vida fuera un poquito más llevadera.
Maya Chan