Fuiste presagio, más que profecía, después, sin ser olvido, no hubo nada; y como luz de primavera, un día, cuajó tu vida, límpida alborada; sentí dentro de mí que amanecía, sin conocer tu voz ni tu mirada; y hoy, al tibio fulgor de las estrellas, oigo avanzar tus pies sobre mis huellas.
FRANSISCO ALVAREZ HIDALGO.....
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