1. Dedicarse durante toda la semana a poner en practica las Obras de Misericordia, o, al menos, algunas de ellas. Pero tienes que hacerlo en el espíritu de Jesús, esto es: pensar que tu estás actuando "en el lugar de Jesús", como que tu persona hubiese sido suplantada por la persona de Jesús. En este "espíritu" vivirás durante toda la semana alerta y hasta ansioso para ver dónde se presenta la oportunidad de realizar las siguientes Obras de Misericordia: • dar de comer al hambriento (en el ámbito familiar, a necesitados del vecindario, en instituciones destinadas a ese fin ); • visitar a los enfermos (familiares, amigos, vecinos, en hospitales y otros lugares similares); • consolar a los tristes (visitar y confortar a quienes tienen problemas, y están especialmente afligidos, a los que enfrentan alguna adversidad o fracaso, a los que están solos o distanciados); • enseñar al que no sabe (toma parte en campañas y proyectos de alfabetización y promoción cultural, en catequesis...); Puedes ejercitar también al mismo tiempo otras Obras de Misericordias tomar el teléfono para estimular a personas deprimidas, para comunicar un poco de esperanza a quienes están desesperados, alentar a los atribulados, saludar a aquellas personas con las que estás enemistadas... Y que se pueda decir el día de tu muerte: nuevamente ha pasado Jesús por el Mundo haciendo el bien a todos. 2. Durante la Media Hora practicar intensamente la Oración Auditiva. 3. Dedicarse al "estudio" del texto de cada día, anotando en el cuaderno el versículo que más le llame al atención Lecturas: Mateo 9, 35-38 (Pequeña pedagogía). Salmo 143 (Lectura rezada). Mateo 25, 31-46. Lucas 15. 1-31. Juan 8. 1-11. Salmo 131 ("En el espíritu de Jesús"). Efesios 4. 1-6