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La devoción a la Santísima Virgen: Dogma de la Asunción de Santa María
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De: conmariano (Mensaje original) |
Enviado: 14/08/2010 12:00 |
Dogma de la Asunción de Santa María
(Catholic. net)
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante:
"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (#966).
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección.
Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando "ex-cathedra". Y ... ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios.
En este caso se dice que el Papa habla "ex-cathedra", es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.
El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte".
Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos:
"El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio" (JP II, 2-julio-97).
"Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos" (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).
Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen
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Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net María ha subido al cielo en cuerpo y alma |
Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria. |
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María ha subido al cielo en cuerpo y alma |
El triunfo de María es también el triunfo de sus hijos. María ha subido al cielo en cuerpo y alma para decirnos que un día estaremos con Ella, de manera semejante. Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria.
La mujer que podemos definir como Amor vivió en este mundo sólo amando: amando a Dios, a su Hijo Jesús desde que lo llevaba en su seno hasta que lo tuvo en brazos desclavado de la cruz. Amó a su querido esposo san José, y amó a todos y cada uno de sus hijos desde que Jesús la proclamó madre de todos ellos.
Desde su asunción a los cielos ha seguido amando durante dos mil años a Dios y a los hombres: Es un amor muy largo y profundo. Y apenas ha comenzado la eternidad de su amor.
Dentro de ese océano de ternura que es el Corazón de María estamos tú y yo para alegrarnos infinitamente. Desde el cielo una Madre nos ama con singular predilección. La fe en este amor debe llenar nuestra vida de alegría, de paz y de esperanza.
Dios adelantó el reloj de la eternidad para que María pudiese inaugurar con su hijo nuestra eternidad. Mientras nosotros esperamos, Ella goza de Dios con su cuerpo inmaculado, el que fue cuna de Jesús durante nueve meses.
El cuerpo en el que Dios habitó es digno de todo respeto. Está eternizado en el cielo, incorrupto, feliz como estará un día el nuestro. El cuerpo que vivirá eternamente en el cielo es digno de todo respeto. No se debe degradar lo que será tan dignamente tratado. Pasará por la corrupción, pero sólo para resucitar en nueva espiga y nuevo cuerpo inmortal, incorrupto, puro y santo.
"Voy a prepararos un lugar": Así hablaba Jesús a los apóstoles con emoción contenida. Personalmente se encargaría de tener listo ese lugar. Pero sabemos quién le ayudaría cariñosamente a preparar dicho lugar: María Santísima. Ella le ayudó -y de qué manera tan eficaz- en sus primeros pasos a la Iglesia militante. Ella sigue ayudando con su amorosa intercesión a la Iglesia purgante y, de manera muy particular, a preparar la definitiva estancia a la Iglesia triunfante.
Podremos estar seguros de ver un ramo de flores con una tarjeta y nuestro nombre: Hijo, hija, cuánto me costaste. Pero ya estás aquí. También habrá un crucifijo con esta leyenda: “Te amé y me entregué a la muerte por ti”. Jesús. Habrá un ramo de almendro florido colocado por Jesús de parte de María.
El premio de los justos es el cielo, la felicidad eterna. Poco lo pensamos. Mucho lo ponemos en peligro. “Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sabremos entonces por qué decía Jesús estas solemnes palabras, cuando veamos con los ojos extasiados lo que ha preparado Dios a sus hijos. Si les dio su sangre y su vida, ¿no les iba a dar el cielo?
Pero aquí andamos distraídos, perdidos, olvidados, comiendo los frutos agraces del pecado que pudre la sangre y envenena el alma. Cuantas veces emprendimos el camino del infierno. Tantas otras una mano cariñosa y firme nos hizo volver al camino del cielo. Pensamos en todo menos en los mejor y lo más hermoso. ¡Pobres ignorantes, ingratos, desconsiderados!
El cielo es cielo por Dios y María. Al fin nos encontraremos cara a cara con los dos más grandes amores de nuestra vida. Entonces sabremos lo que es estar locamente enamorados y para siempre de las personas más dignas de ser amadas. Enamorados de Dios, en un éxtasis eterno de amor: amados por el Amor Infinito, la Bondad Infinita. Ahí comprenderemos los misterios del amor aquí muy poco comprendidos. Volveremos a Belén a amar infinitamente, eternamente a aquel Dios hecho niño por nosotros. Volveremos a la fuente de Nazareth donde Jesús llenó el cántaro de María tantas veces. Volveremos al Cenáculo a quedar de rodillas y extasiados ante la institución de la Eucaristía, y comprenderemos las palabras del evangelista Juan: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.
Volveremos al Calvario y querremos quedarnos allí mucho, mucho tiempo, siglos para contemplar con el corazón en llamas el amor más grande, la ternura más delicada, y comprenderemos cada uno lo que Pablo decía: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Pediremos permiso de bajar a la tierra para visitar los Santos lugares no como turistas sino como locamente enamorados.
Al cielo subió la Puerta del cielo. Sueño en ese momento en que tocaré a la puerta. Y saldrá a abrirme con los brazos abiertos y una sonrisa celestial María Santísima. Tendré que sostenerme para no morir otra vez, pero de puro gozo al ver sus ojos de cielo, su rostro bellísimo, su amor increíble pero real.
María es la mujer más triunfadora. La humilde esclava del Señor ha logrado lo que ninguna mujer famosa ha conseguido. Eligió como meta cumplir la voluntad de Dios; como motivación el amor. El Premio: La Asunción los cielos en cuerpo y alma. Así nos enseña de forma contundente la mejor forma de vivir.
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Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net María ha subido al cielo en cuerpo y alma |
Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria. |
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Marcelino Champagnat: 15 agosto: Fiesta de la Asunción de María al cielo
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Asunción de la Santísima Virgen María, Universal ( 15 de agosto)
Con la Asunción de la Virgen María se manifiesta la creencia de que el cuerpo y alma de la Virgen María fueron llevados al cielo después de terminar sus días en la tierra.…
FUNDAMENTO DEL DOGMA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA
En 1849 llegaron las primeras peticiones al Vaticano de parte de los obispos para que la Asunción se declarara como doctrina de fe, estas peticiones aumentaron conforme pasaron los años. Cuando el Papa Pío XII consultó al episcopado en 1946 por medio de la carta Deiparae Virginis Mariae, la afirmación de que fuera declarada dogma fue casi unánime.
Así el 1 de noviembre de 1950 se publicó la bula Munificentissimus Deus en la cual el Papa, basado en la Tradición de la Iglesia Católica, tomando en cuenta los testimonios de la liturgia, la creencia de los fieles guiados por sus pastores, los testimonios de los Padres y Doctores de la Iglesia y por el consenso de los obispos del mundo como “Magisterio Viviente”, declaraba como dogma de fe católica la doctrina de la Asunción de la Virgen María:
“Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”.
El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:
La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo.
Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.
Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción.
Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.
La Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera cuando en el fin del mundo nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras almas.
Previo al 15 de agosto enviaremos una newsletter especial sobre la Asunción de María. |
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Admiremos la Abadía de la Dormición en Sión, o Hagia María en Sión
En el Monte Sión, fuera de las murallas de la ciudad, a la izquierda de la Puerta de Sión, notará una gran iglesia octagonal ascendiendo por entre las murallas, muy cerca del lugar donde se encuentra el Cenáculo. Era antiguamente conocida como Abadía de la Dormición de la Virgen María, pero en 1998 cambió en referencia a la iglesia de Hagia Sion que hubo antiguamente en ese lugar.
Vista de la Abadía con el cementerio al lado
La iglesia es preciosa. Al llegar se entrevé imponente entre altas paredes. Pero lo que más llama la atención –a mí al menos- es bajar a la cripta y encontrarse con la imagen de la Virgen durmiente, antes de ser llevada al cielo. Se encuentra en el centro de una estancia amplia. El lugar y la imagen invitan a rezar. Frecuentemente acudo con amigos a rezar el rosario ante esa imagen de nuestra Madre.
Vista de la Abadía y la ciudad desde el Monte de los Olivos
“En este lugar originalmente había una Iglesia Bizantina conocida como la Santa Sión, la Madre de todas las Iglesias, pero fue destruida por los persas en el año 614. La actual iglesia fue construida entre los años 1901 y 1910 por los Padres Benedictinos. La Iglesia de la Dormición, también conocida como la Abadía de la Dormición, es uno de los hitos más destacados de Jerusalén.
Vista nocturna
Construida en estilo románico, el sitio marca el lugar donde la Virgen María cayó en su “sueño eterno”. El nombre latino de la iglesia es Dormitio Sanctae Mariae significando el adormecimiento de Santa María. Tiene un precioso mosaico del pavimento, en el centro del cual se insertan tres círculos, que simbolizan la Trinidad
Abside
Construida en estilo románico, el sitio marca el lugar donde la Virgen María cayó en su “sueño eterno”. El nombre latino de la iglesia es Dormitio Sanctae Mariae significando el adormecimiento de Santa María.
Altar principal
El edificio original era una capilla franciscana erigida en el lugar durante el siglo XIV. El emperador alemán Wilhelm II viajó por el Medio Oriente en 1898 y el sultán turco Abdul Hamid le dio un lote de tierra que fue entregado a la “Asociación Alemana para la Tierra Santa” “para el beneficio de los católicos alemanes”.
Altar lateral
Esta fue la base para la edificación del monasterio benedictino, llamado inicialmente “Dormitio Mariae”. Los primeros monjes llegaron al Monte Sión en 1906. La iglesia fue dedicada el 10 de abril de 1910. Fue dañada visiblemente durante las batallas por la ciudad en 1948 y 1967.
Interior
Esta iglesia es muy sobresaliente en el paisaje de Jerusalén. Divisará la gran parte superior de forma redonda y una torre a su lado. A la distancia se parece al emperador Wilhelm II con su tradicional casco prusiano.
Mosaico en el cieloraso
Dentro de la iglesia encontrará hermosos mosaicos cubriendo la sala de oración. Estos mosaicos describen eventos en la vida de Jesús, María y los santos.
Mosaico de la bóveda
Tiene un precioso mosaico del pavimento, en el centro del cual se insertan tres círculos, que simbolizan la Trinidad. Desde este punto central rayos irradian hacia el exterior en dos círculos concéntricos. El primero contiene los nombres de algunos profetas: Daniel, Isaías, Jeremías y Ezequiel; el segundo los nombres de los doce apóstoles. La bóveda del ábside es un mosaico de la Virgen y el Niño.
Maria con los doce apostoles
De la sala de oración una escalera desciende a la cripta, una habitación circular bajo la iglesia en cuyo centro yace una estatua de tamaño natural de María durmiendo, hecha de madera de cerezo y marfil. La cúpula se hace notar por su glorioso zodíaco de mosaico. Decoran el cielorraso de mosaico una figura de Jesús y alrededor de él retratos de algunas de las mujeres más famosas en la historia bíblica – Ruth, Estér, Yaél, Eva, Miriam (la hermana de Moisés). Rodeando a María hay varias capillas pequeñas, tres de ellas dedicadas a Austria, Hungría y la Costa de Marfil, que donaron fondos para la iglesia.
Sala de la dormición
Normalmente los peregrinos la visitan cuando van al monte Sión camino del Cenáculo. Vale la pena ir al rezar a la Virgen (Foros de la Virgen María) |
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