En octubre de 1717 pasó por la villa de Garatinguetá el gobernador de Minas y de San Pablo. Para darle alimentación se convocó a los pescadores
Tres comenzaron a lanzar las redes pero no pescaron ni un solo pez sino el cuerpo de una imagen de la Virgen, pero sin la cabeza. Más abajo, lanzaron nuevamente la red y sacaron la cabeza de la misma imagen.
Tal vez la pesca del cuerpo y de la cabeza de la misma imagen haya sido la primera “señal” de algo extraordinario para João Alves. El tomó los dos pedazos, cuerpo y cabeza de la imagen, los envolvió cuidadosamente en un paño y los guardó.
Hasta entonces no habían pescado nada. Lanzaron nuevamente la red y… ¡qué maravilla! En pocos lances pescaron tan gran cantidad de peces que quedaron con miedo de naufragar. Por eso retornaron a sus casas admirados de ese suceso). ¿Sería esa la segunda “señal” de algo extraordinario que estaría por suceder?…
Nuestra Señora Aparecida es la patrona de Brasil.