Mensaje del 2 de marzo de 2016 en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina
“Queridos hijos, mi venida en medio de ustedes es un regalo del Padre Celestial para ustedes. Por Su amor, vengo a ayudarlos a encontrar el camino hacia la verdad, a encontrar el camino hacia mi Hijo. Vengo a confirmarles la verdad. Quiero recordarles las palabras de mi Hijo. Él ha pronunciado palabras de salvación para todo el mundo, palabras de amor para todos, amor que demostró con Su sacrificio. Pero también, hoy muchos de mis hijos no lo conocen, no desean conocerlo, son indiferentes. A causa de su indiferencia mi Corazón sufre dolorosamente. Mi Hijo ha estado siempre en el Padre. Al nacer en la Tierra, traía lo divino, y de mí adquirió lo humano. Con Él llegó a nosotros la Palabra. Con Él llegó la luz del mundo, que penetra en los corazones, los ilumina y los llena de amor y de consuelo. Hijos míos, todos los que aman a mi Hijo lo pueden ver, porque Su rostro se ve en las almas que están llenas de amor hacia Él. Por lo tanto, hijos míos, apóstoles míos, escúchenme: dejen la vanidad y el egoísmo, no vivan solo para lo terrenal, lo material. Amen a mi Hijo y hagan que los demás vean Su rostro por medio de vuestro amor por Él. Yo los ayudaré a conocerlo siempre más y les hablaré de Él. ¡Les doy las gracias!”