Canarias es una de las principales concentraciones turísticas europeas y, si a ello le añadimos su situación periférica y su carga poblacional, resulta lógica una intensificación de su huella ecológica”, declara a SINC Francisco M. Fernández-Latorre, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Sevilla. La
vulnerabilidad de Canarias es de por sí elevada debido a la fragilidad que supone su naturaleza insular, su baja biocapacidad productiva –capacidad intrínseca para generar recursos–, su acusada dependencia externa –como lo demuestra el fuerte déficit ecológico–, junto con una reducida superficie y altas densidades de población.
“Cuando la huella ecológica supera a la biocapacidad productiva se produce una situación de
déficit ecológico. Comparada con la huella ecológica mundial, se necesitarían 3,84 planetas para soportar la intensidad del consumo de Canarias”, apunta Fernández-Latorre.
Además, los resultados ponen de manifiesto la importancia de la
presión energética en este déficit, porque “este consumo supone más del 50% del impacto ambiental de las islas”, añade el experto.
Articulo del diario El Mundo.