(Un ocaso cualquiera).
El silencio dice más que mil palabras. ¿Cómo me guardaría este sentimiento? Creo haberlo intentando pero en el intento yo le dije: no te atrevas a perder al arriesgarte, tómame con seguridad y no me dejes ir más. Si desvaneces y tiemblas, no te alejes, retrocede y aférrate a mi figura. Eres la metáfora de un sueño, el litigio de una ansiada espera, entre latidos y pulsiones yo te siento y en mi regazo espero tu abrazo. Te has convertido en el engaño de un viejo recuerdo, que amenaza con colarse en mi presente y aunque juego a veces a tenerte, te esfumas en mi aliento e intentas escaparte nuevamente.
Eres camino que no elegí, voces que eran para mí, un destino que no dispuse y repentinamente estás aquí. Entre sueños y un breve ocaso el tiempo desaparecía, era nuestra noche. (Labio, besos, vino y vasos) Esperamos ese momento, ese encuentro esperado. Te encuentras clausurado en mi cuerpo, mi mente divaga y te persigue. Te siento impenetrable en mi vientre y aunque recorra instancias agrietadas... seremos uno en un atardecer. Soy tu aurora y tú mi ocaso. Un capricho en mi corazón adolorido, una sombra bajo tu luz, pretendí ocultar el sentimiento y desvanezco ante tus brazos... ¿Me tomas o me dejas? No te atrevas a no intentarlo.
Es tu sonrisa y tus caricias, sangre tuya en vena mía, lazos a instantes seguros dentro de estos 4 muros. Te oigo todavía vibrando entre mis manos. Y la noche de nadie nunca espera, crece sola, quema sola y escuchamos en el silencio, el amor que fluye en 2 cuerpos. Y la noche de nadie nunca espera. Somos uno... El silencio se esfumó. Y nuevamente me pregunto ¿Cómo me lo guardaría?
Para el amor que llena cada rincón de mi ser.
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