Sucede frecuentemente en mi pensamiento,
que es como un fuerte huracán fuera de control,
me lleva a galopar en la locura sin mi consentimiento,
y mis desvelos, me queman por dentro como el sol
Me pregunto ¿Por qué tú, enciendes mi fuego?
¿Por qué, con tu sola mirada, mi piel, desea tu piel?
enciende un torrente de mil sensaciones por mi cuerpo,
y me digo ¿acaso es un castigo paladear la miel?
Y, si tu ser es tan afín al mío,
¿Por qué no desmadejar el frío?
enmarañando las sensaciones en la locura,
acaso el cielo, nos aumente la cordura.
Tú ves mi piel ya marchita,
yo, veo a tu alma tan solita,
¿Si somos ya uno, que nos separa?
si una promesa eterna nos ampara.
Cuando estrecho tu talle,
siempre recuerdo aquel detalle,
cuando te dije, al ver tus rojos labios,
¿No huirás acaso, si te robo un beso?
Acordamos no mentir,
jamás, con ese eterno beso
que la dulzura del recuerdo,
doblegaría con la muerte nuestro embeleso.
Y, soñar siempre con ser tuyo,
¡Tenerte eternamente mía!
que tus besos sean para mí como un arrullo,
y mis embelesos mueran en ti, sin melancolía.
Así, si el robarte un beso,
encendió la ira del pecado,
de la furia del amor viviré preso,
y mi ardiente fuego de locura, en ti cegado.
Así, ese beso que he robado,
quedó grabado en mi memoria,
¿Quién crees que podrá de ahí borrarlo?
si, ni el tiempo, ni la muerte, lo han logrado.
Deja pues, que siga sufriendo mi pecado.
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