Carlos Marzal
Los países nocturnos
A Manuel A. Benítez Reyes
Hay una geografía de la mente, Hay paisajes nocturnos, igual que territorios en donde un sol dichoso eterniza. Hay países de sombra que regresan en el maldito tren de largo recorrido con parada en nosotros. Hay un desierto de la inteligencia, y he navegado océanos sin luz al fondo de unos ojos que no tenían fondo.
No es una nueva dimensión del mundo. El primer hombre ya exploró la tierra en su vastedad negra; le bastó un instante de auténtico dolor, para haber fatigado los trenes, los desiertos, las selvas y los ojos.
Estas desordenadas palabras en la niebla no pretenden servir, ahora ni nunca, de acta fundacional de ninguna ciudad. Estas ciudades han sido desde siempre y viven en el alma, alzadas en un aire enrarecido, callejón neblinoso por donde ya anduvimos, extrarradio feroz al que nos condenaron.
Explorador sin suerte, viajero del mundo que has perdido el Sur y el Norte, y el avión de regreso hacia una patria un poco más amable. Hermano equivocado que estuviste el día equivocado en el equivocado centro de tu vida, equivocando el modo de escaparte.
Hay una geografía de la mente. Hay un teatro donde se representa nuestro viaje hacia nosotros, desde nosotros mismos. Y en la escena final del acto último hay un barco que se hunde en un hielo brumoso, mientras en los salones una orquesta fantasma acomete un vals para los muertos.
Adivina quién fue invitado a los salones, adivina quién baila la música fantasma, y adivina quién se hundió con ese barco.
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