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Fernando Calderón
Soldado de la libertad
Sobre un caballo briosocamina un joven guerrerocubierto de duro acero,lleno de bélico ardor.Lleva la espada en el cinto,lleva en la cuja la lanza,brilla en su faz la esperanza,en sus ojos el valor.De su diestra el guante quita,y el robusto cuello halaga,y la crin, que al viento vagade su compañero fiel.Al sentirse acariciadopor la mano del valiente,ufano alzando la frenterelincha el noble corcel.Su negro pecho y sus brazosde blanca espuma se llenan;sus herraduras resuenansobre el duro pedernal;y al compás de sus pisadas,y al ronco son del acero,alza la voz el guerrerocon un acento inmortal:'Vuela, vuela, corcel míodenodado;no abatan tu noble bríoenemigos escuadrones,que el fuego de los cañonessiempre altivo has despreciado,y mil veceshas oídosu estallidoaterrador,como un cantode victoria,de tu gloriaprecursor.'Entre hierros, con oprobiogocen otros de la paz;yo no, que busco en la guerrala muerte o la libertad.'Yo dejé el paterno asilodelicioso:dejé mi existir tranquilopara ceñirme la espada,y del seno de mi amadasupe arrancarme animoso;vi al dejarlasu tormento,¡qué momentode dolor!Vi su llantoy pena impía;fue a la míasuperior.'Entre hierros, con oprobiogocen otros de la paz;yo no, que busco en la guerrala muerte o la libertad.''El artero cortesanola grandezabusque adulando al tiranoy doblando la rodilla;mi trotón y humilde sillano daré por su riqueza,y bien puedensus salonescon cancionesresonar:corcel mío,yo prefierotu altanerorelinchar.'Entre hierros, con oprobiogocen otros de la paz;yo no, que busco en la guerrala muerte o la libertad.''Vuela, bruto generosoque ha llegadoel momento venturosode mostrar tu noble brío,y hollar del tirano impíoel pendón abominado.En su alcázarrelumbrantearrogantepisarás,y en su pechocon bravuratu herraduraestamparás.'Entre hierros, con oprobiogocen otros de la paz;yo no, que busco en la guerrala muerte o la libertad.'Así el guerrero cantabacuando resuena en su oídoun lejano sordo ruido,como de guerra el fragor.'¡A la lid!', él fuerte grita,en los estribos se afianzay empuña la dura lanza,lleno de insólito ardor.En sus ojos, en su frente,la luz brilla de la gloria,un presagio de victoria,un rayo de libertad.Del monte en las quiebras hondasresuena su voz terrible,como el huracán horribleque anuncia la tempestad.Rápido vuela el caballo,ya del combate impaciente,mucho más que el rayo ardienteen su carrera veloz.Entre una nube de polvodesaparece el guerrero:se ve aún brillar su acero,se oye a lo lejos su voz:'¡Gloria, gloria!¡Yo no quierouna vergonzosa paz;busco en medio de la guerrala muerte o la libertad!'
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