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MATEO CAP. 19
Mateo cap. 19: v 1 al v 15
Después de dar estas enseñanzas, Jesús partió de Galilea y fue a los territorios de Judea que quedan al otro lado del Jordán; Una gran multitud lo siguió y allí sanó a los enfermos. Se le acercaron unos fariseos, con ánimos de probarlo, y le preguntaron: ¿Está permitido al hombre despedir a su esposa por cualquier motivo?
Jesús respondió: ¿No han leído que el Creador en el principio los hizo hombre y mujer y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
Pero ellos preguntaron: Entonces, ¿por qué Moisés ordenó que se firme un certificado cuando haya divorcio? Jesús contestó: Porque ustedes son duros de corazón Moisés les permitió despedir a sus esposas, pero esa no es la ley del comienzo.
Por tanto, yo les digo que el que despide a su mujer, fuera del caso de infidelidad, y se casa con otra comete adulterio.
Los discípulos dijeron: Si esa es la condición del hombre con la mujer, más vale no casarse" El les contestó: No todos comprenden lo que acaban de decir, sino solamente los que reciben ese don. Hay hombres que nacen incapacitados para casarse. Hay otros que fueron mutilados por los hombres. Hay otros que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse. ¡Entienda el que pueda!
Entonces trajeron a Jesús algunos niños para que les impusiera las manos y rezara por ellos. Pero los discípulos reprendieron a esa gente. Jesús dijo: Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mi porque el Reino de los Cielos es de los que se asemejan a los niños. En seguida les impuso las manos y siguió su camino.
ENSAYO:
Todos los que piensan que tienen derecho de que sus esposas soporten toda clase de situaciones como malos tratos o infidelidades, son algunos de los que piensan en el divorcio como una solución, sin darse cuenta de que están bajo el dominio de las tradiciones y enseñanzas de hombre que los condena a seguirlas con fidelidad. Quienes se sientan ofendidos con lo anterior dirán que más vale no casarse.
Meditemos: 1.- ¿Quienes son los que nacen incapacitados para casarse?
2.- ¿Quienes son los que fueron mutilados por los hombres? y
3.- ¿quienes son los que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse?
Reflexionemos y meditemos profundamente en lo anterior, ya que si estamos volviendo a ser como niños, Jesús pondrá sus manos en nuestra mente para tratar de entender lo que aquí nos quiere comunicar.
1.- ¿Quiénes son los que nacen incapacitados para casarse? Pasiblemente se refiere a las personas que su desarrollo mental no va más allá de los 15 años o que padecen alguna discapacidad que no les permitiría un sano desarrollo matrimonial.
2.-¿Quienes son los mutilados por los hombres? Aquí la respuesta es obvia.
3.- ¿Quiénes son los que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse? Posiblemente se refiera a todas las personas que no están seguras de que su matrimonio funcione cristianamente y solo se casen por la ley de los hombres para que su pecado no les sea tomado en cuenta hasta estar seguros de que su matrimonio va a perdurar por toda la vida y entonces se casen con la bendición de Dios.
Por eso debemos ser semejantes a los niños en nuestra preparación cristiana para que tanto hombres como mujeres estén seguros del compromiso que adquieren con el matrimonio en Nombre de Dios.
Mateo cap. 19: v 16 al v 30
En ese momento se le acercó uno y le dijo: Maestro, ¿que obras buenas debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús contestó: ¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el bueno. Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los mandamientos. El joven dijo: ¿Cuáles? Jesús respondió: No matar, no cometer adulterio, no hurtar, no levantar testimonio falso, honrar padre y madre y amar al prójimo como a ti mismo.
El joven le dijo: He guardado todos esos mandamientos, ¿que más falta? Jesús le dijo: Si quieres llegar a la perfección, anda a vender todo lo que posees y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el Cielo, y luego vuelves y me sigues.
Cuando el joven oyó esta respuesta, se fue triste, porque era muy rico.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Créanme que a un rico se le hace muy difícil entrar al Reino de los Cielos. Se lo repito: Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al Reino de los Cielos.
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y decían: Entonces, ¿quién puede salvarse? Fijando en ellos su mirada, Jesús les dijo: Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: Sabes que nosotros dejamos todo para seguirte: ¿que habrá para nosotros?
Jesús contestó: A ustedes que me siguieron, les digo esto: En el día de la renovación, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, ustedes también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que deja casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos y propiedades por amor de mi Nombre, recibirá cien veces lo que dejó y tendrá por herencia la vida eterna. Muchos de los que ahora son los primeros serán entonces los últimos, y muchos de los que ahora son los últimos serán los primeros.
ENSAYO:
Existen muchas personas que creen que por sus obras materiales, y medio cumplir con los mandamientos de la Ley de Dios, ya están del otro lado, y la verdad es que todo eso, lo están haciendo cautivados por enseñanzas y mandatos de hombre. Por lo que, si verdaderamente queremos alcanzar el Reino de Dios, esforcémonos y seamos valientes para reflexionar y meditar en la Palabra de Dios que Jesús nos comparte, y decidámonos a seguirlo guardándola y enseñándola a cumplir con fidelidad haciendo a un lado todo mandato y enseñanza de hombre en las cosas espirituales de Dios. Por supuesto que no será nada fácil de hacer tal cosa porque creemos no tener el tiempo, ni tampoco tenemos el poder de decisión para hacerlo, pero, si queremos salvarnos en verdad, sigamos fielmente a Jesús y su enseñanza como la voluntad de Dios para que podamos resucitar al hombre nuevo en nosotros y nos sentemos junto al trono del hijo del hombre para conocer quién será salvo y quién el condenado.
Si dejamos de ser guiados por las cosas materiales de este mundo y preferimos ser guiados por las cosas espirituales de Dios, recibiremos cien veces más de lo que hayamos dejado y tendremos por herencia la vida eterna, así, muchos de los que ahora han sido los primeros, serán los últimos, y muchos de los que ahora son los últimos, serán los primeros.
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Mateo 19-> Ver.
[V.1-> Terminó estas palabras. [Ultima partida de Galilea; comienzo del ministerio en Samaria y Perea, Mat 19:1-2 = Mar 10:1 = Luc 9:51-56. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 212; diagramas pp. 219, 221.] Mateo emplea con frecuencia esta fórmula para indicar el final de uno de los discursos de Jesús (Mat 7:28; Mat 11:1; Mat 13:53; Mat 26:1). Se alejó de Galilea. Aquí concluye, según Mateo, la narración de los acontecimientos ocurridos desde que Jesús “volvió a Galilea” (Mat 4:12). Según el relato de Mateo, parecería que Jesús había permanecido desde ese momento hasta ahora (Mat 19:1) en Galilea y las regiones del norte de Palestina. En realidad, ninguno de los Evangelios sinópticos habla de un viaje realizado por Jesús a Jerusalén en ocasión de la fiesta de los tabernáculos, probablemente en el otoño (septiembre-noviembre) del año 30 d. C. De este viaje nos informa Jn 7:10. La cronología adoptada por este Comentario aparece en los diagramas de las pp. 217-223. En apretada síntesis, podría decirse que, después de los acontecimientos de Mat. 17 y 18, Jesús fue en secreto a la fiesta de los tabernáculos (Jn 7:2-13). Allí, el último día de la fiesta, intentaron prenderlo (Jn 7:32; Jn 7:37; Jn 7:44-53; DTG 423). Al día siguiente, mientras enseñaba en el templo “por la mañana”, le fue traída la mujer tomada en adulterio (Jn 8:2-11; DTG 425). Por esa fecha, Jesús pronunció el discurso acerca de la luz del mundo (Jn 8:12-20; cf. DTG 428). Luego de haber presentado otras enseñanzas, Jesús fue objeto de un intento de apedreamiento (Mat 19:59). Entre la fiesta de los tabernáculos en el otoño (Jn 7:10) y la de la dedicación en el invierno (Jn 10:22; cf. DTG 435), Jesús sanó a un ciego en día de sábado (Juan 9), se presentó a sí mismo como el Buen Pastor (Jn 10:1-18; DTG 442) y, evidentemente, volvió a Galilea por causa de la animosidad de los sacerdotes y rabinos (DTG 449). Hacia fines del otoño se alejó de Galilea (Mat 19:1), encaminándose hacia Jerusalén. En esta ocasión no realizó el viaje en forma cautelosa como lo había hecho antes al ir a la fiesta de los tabernáculos (Jn 7:10; DTG 413-414), sino en forma manifiesta. Entonces visitó Samaria (Luc 9:52) y Perea (Mar 10:1; cf. DTG 413-414). Por ende, el ministerio en Perea se realizó antes y después de la fiesta de la dedicación (Jn 10:40; DTG 449,452; diagrama p. 221). Dependiendo de la longitud del año judío 30/31 d. C., es decir, si tuvo 12 ó 13 meses (ver pp. 246-247), transcurrieron entre la fiesta de la dedicación y la pascua del año 31 entre 16 y 20 semanas. Esta fue la duración aproximada del ministerio en Perea (cf. DTG 452). Los acontecimientos de este período aparecen en Luc 9:51 a 18:34. El problema cronológico principal del período del ministerio en Perea (ver p. 180) está en ubicar los acontecimientos de la fiesta de la dedicación (Jn 10:22-42) y los que se 442 relacionan con la resurrección de Lázaro (Jn 11:1-57), dentro del relato de Lucas de este período del ministerio de Jesús (Luc 9:51 a 18:34). En com. Luc 11:1 se dan las razones por las cuales se sitúa la fiesta de la dedicación entre los capítulos 10 y 11 de Lucas. En com. Luc 17:1; Luc 17:11 se dan las razones para ubicar la resurrección de Lázaro y los episodios relacionados con ella entre los Luc 17:10-11 de Lucas 17 (ver p. 189; cf. com. Jn 10:40). Al otro lado del Jordán. Esta expresión es empleada con frecuencia para referirse a las regiones al este del Jordán, aunque algunas veces designa a lugares al oeste del Jordán (ver com. Mat 4:15). En este caso, se refiere al distrito de Perea, del otro lado del Jordán, frente a Judea. En ese tiempo Perea y Galilea estaban bajo la jurisdicción de Herodes Antipas (ver com. Luc 3:1).]
Mateo 19-> Ver.
[V.2-> Grandes multitudes. Así como había ocurrido en el apogeo de su ministerio en Galilea (Luc 12:1; Luc 14:25, etc.), Jesús estaba rodeado de mucha gente. Antes de esta ocasión, Jesús no había actuado en Perea. En esa región vivían muchos Judíos y había una población bastante densa. Era apropiado que el Señor aliviara las necesidades de la gente de allí, como lo había hecho en Judea y en Galilea.]
Mateo 19-> Ver. 3
[V.3-> Los fariseos. [Jesús enseña sobre el divorcio, Mat 19:3-12 = Mar 10:2-12. Comentario principal: Mateo. Ver com. Mat 5:27-32.] Los pasajes registrados en Luc 9:51 a 18:14, algunas veces llamados “la gran adición” de Lucas (ver com. Luc 9:51), deben insertarse entre los Mat 19:2-3 de Mat. 19. Lucas es el único evangelista que refiere los hechos y las enseñanzas de los cap. 9-18, en los cuales se describe mayormente el ministerio en Perea. Cuando transcurrió el episodio registrado aquí, faltaban, al parecer, sólo unas semanas hasta la pascua del año 31 d. C. Con referencia a las creencias y las prácticas de los fariseos, ver pp. 53-54. Tentándole. ”Para ponerle a prueba” (BJ; ver com. Mat 4:1), es decir, con el propósito de entramparlo. Durante unos dos años, espías comisionados por el sanedrín de Jerusalén habían seguido a Jesús con el doble propósito de encontrar alguna acusación contra él y para desacreditarlo ante el pueblo (DTG 184). En dos ocasiones anteriores, a partir de la fiesta de los tabernáculos (ver com. Mat 19:1), se había intentado apedrear a Jesús en Jerusalén (Jn 8:59; Jn 10:31-33). Era de conocimiento general que peligraría su vida si volvía a Judea (Jn 11:8), porque los dirigentes judíos estaban procurando prenderle (Jn 11:57). Vez tras vez, desde la curación del inválido junto al estanque de Betesda (Jn 5:1-9), los escribas y los fariseos habían procurado enredar a Jesús con preguntas cuyo fin era conseguir que hiciera declaraciones que más tarde pudieran servir como base de acusaciones contra él (ver Mar 7:2; Mar 7:5; Mar 8:11; Jn 8:6; etc.; com. Mat 16:1). Repudiar a su mujer. Es decir, divorciarse de ella. Ver com. Mat 5:31. Por cualquier causa. Ver com. Mat 5:31-32.]
Mateo 19-> Ver. 4
[V.4-> ¿No habéis leído? Ver com. Mar 2:25. Otra vez, como lo hacía siempre, Jesús dirigió a sus oyentes a las Escrituras, a la “ley”, para encontrar allí una declaración doctrinal autorizada (ver com. Mar 7:7-13). El que los hizo. Se refiere aquí a la creación de la primera pareja (ver com. Gen 1:27). El griego empleado aquí es idéntico al de la LXX en Gen 1:27. Al principio. Es decir, en la creación (Mar 10:6). Jesús lleva a sus inquiridores más allá de la ley de Moisés, en la cual pensaban en ese momento, para llamarle la atención a los principios fundamentales del matrimonio, tal como fue instituido en la creación.]
Mateo 19-> Ver. 5
[V.5-> Por esto. Esta cita de Gen 2:24, es casi idéntica al texto de la LXX. En Génesis, las palabras aquí citadas parecen ser palabras de Adán citando Eva le fue dada por mujer, pero Jesús dice específicamente que Dios las pronunció. Dejará padre y madre. Durante la niñez y la juventud, los hijos deben rendir cuentas ante sus padres (Pro 23:22; cf. Mar 7:10-13). Tienen responsabilidades filiales para con ellos durante toda la vida (Exo 20:12); pero por muy importante que sea esta obligación, cuando se casan queda subordinada a la ley matrimonial. En el caso de que las dos obligaciones estén en pugna, quizá como resultado de la debilidad humana y de los errores propios del hombre, la primera responsabilidad es la conyugal. Una sola carne. El “ser uno” no solo implica la unión sexual, sino también la unidad en lo mental y lo espiritual. Aquellas parejas que comparten mayor número de intereses, aun antes del matrimonio, serán las que tendrán más probabilidades de disfrutar de un mayor compañerismo y de lograr un matrimonio más dichoso. Por el contrario, cuando hay 443 grandes diferencias de procedencia, educación, actividades, principios y gustos mutuos, es mucho más difícil alcanzar la unidad mental y espiritual y lograr éxito en la relación matrimonial.]
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Mateo 19-> Ver. 6
[V.6-> Así que. Aquí Jesús presenta la conclusión que debe sacarse del principio fundamental de la relación matrimonial, y para eso cita Gen 2:24. No son ya más dos. A la vista de Dios, marido y mujer constituyen una entidad, y por lo tanto no deberían dividirse así como un cuerpo humano no puede dividirse. Lo que. Es decir, la nueva unión formada en el matrimonio (Mat 19:5). Dios juntó. La relación matrimonial fue instituida por Dios y santificada por él. El Creador omnisapiente dio los medios para que existiera la relación matrimonial. El también la hizo posible y deseable. Por ende, todos los que participan de esta relación están unidos por toda la vida, según el plan original de Dios. No lo separe el hombre. Exceptuando el caso indicado por Jesús (ver com. Mat 19:9), el divorcio no es aceptable ante Dios. Cristo considera que a la vista de Dios, cualquier alianza con otra persona, contraída por cualquiera de los esposos separados, es adulterio.]
Mateo 19-> Ver. 7
[V.7-> ¿Por qué, pues, mandó Moisés? Ver Deu 24:1-4. Divorcio. Ver com. Deu 24:4; Mat 5:31. Repudiarla. Ver com. Mat 5:31.]
Mateo 19-> Ver. 8
[V.8-> Moisés os permitió. Ver com. Deu 14:26. Según lo que Cristo afirmó, la ley del AT que permitía el divorcio fue una concesión dispuesta para hacer frente a circunstancias que distaban mucho de las ideales (ver com. Deu 24:4). Sin embargo, la enseñanza de Cristo muestra claramente que las disposiciones de la ley de Moisés para el divorcio no constituyen el ideal divino para sus hijos (ver com. Mat 19:9). Al principio. La ley de Gen 1:27; Gen 2:24 es anterior a la ley de Deu 24:1-4 y es superior a ella, porque en la parte del Génesis que describe el Edén, se presenta el ideal divino para los hijos terrenales del Señor. Dios nunca invalidó la ley del matrimonio que enunció en el principio. No era el plan divino que el divorcio fuera alguna vez necesario. Por lo tanto, aquellos cristianos que tengan el deseo y el propósito de seguir el plan celestial, no buscarán el divorcio como solución para sus dificultades matrimoniales (ver com. Mat 19:9).]
Mateo 19-> Ver.
[V.9-> Os digo. Ver com. Mat 5:22. La única modificación hecha en la ley original del matrimonio para adaptarla a un mundo caído, es que la violación del pacto matrimonial por infidelidad conyugal puede servir de razón legítima para disolver el matrimonio. De otro modo, no puede disolverse legítimamente. Cualquiera. La norma que Cristo enuncia a continuación es de aplicación universal. Ninguno que diga ser cristiano debería considerarse como una excepción a ella. Fornicación. Gr. pornéia (ver com. Mat 5:32). En el NT la palabra pornéia sirve para designar todas las relaciones ilícitas, tanto antes del matrimonio como después de él. Quizá la expresión “falta de castidad” traduciría mejor el significado de la palabra griega. Bajo la ley mosaica, la infidelidad en el matrimonio exigía pena de muerte (ver com. Lev 20:10), y no el divorcio. Además, bajo la ley de Moisés la pena de muerte era obligatoria. Según la ley cristiana aquí expuesta, el divorcio no es obligatorio, sino permitido. A partir de lo que Jesús enseña aquí, puede inferirse que la parte inocente queda en libertad de elegir si ha de continuar la relación matrimonial. Sin embargo, la reconciliación es siempre lo ideal, sobre todo si la pareja tiene hijos. Tanto aquí como en el pasaje paralelo de Mat 5:32, pareciera indicarse, aunque no se lo dice explícitamente, que la parte inocente queda en libertad de volverse a casar. En todo caso, así lo han entendido a través de los años la gran mayoría de los comentadores. Se casa con la repudiada. Cualquier enlace que contraiga la mujer repudiada viola su voto matrimonial, lo cual es adulterio. En consecuencia, el que se casa con ella también adultera.]
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Mateo 19-> Ver. 10
[V.10-> Sus discípulos. Pareciera que fue después de que Jesús y sus discípulos se separaron de los fariseos y llegaron a una casa, cuando los discípulos se expresaron con referencia a este asunto (cf. Mar 10:10). Si así es. Es decir, si el matrimonio ata a una persona de una manera tan estricta como Jesús acababa de decirlo. Parecería que los discípulos no habían entendido claramente las afirmaciones que Jesús había presentado antes acerca del matrimonio (Mat 5:31-32; Luc 16:18) y por eso habían quedado profundamente perplejos por la interpretación que Jesús acababa de dar. No conviene casarse. Sugerían con esto que, en vista de la naturaleza humana y las 444 múltiples circunstancias que podrían llevar a la incompatibilidad matrimonial, quizá sería mejor no casarse nunca. Sin duda, la norma que Jesús había presentado pareció a primera vista demasiado elevada aun para los discípulos, lo que también ocurre hoy. Lo que los discípulos olvidaron, y que también olvidan los cristianos hoy, es que Cristo ofrece otra solución para el desacuerdo matrimonial. Según la fórmula de Cristo, cuando los caracteres y las personalidades no congenian, la solución está en cambiar el carácter, el corazón y la vida (ver com. Rom 12:2), y no cambiar de cónyuge. Los principios en los cuales debe basarse esta transformación se presentan claramente en el Sermón del Monte (ver com. Mat 5:38-48; Mat 6:14-15). Si se aplican estos principios a situaciones matrimoniales difíciles, se efectuarán los mismos milagros que ocurren cuando se los aplican a otras relaciones sociales. No hay problema matrimonial que no pueda resolverse para satisfacción de ambos cónyuges si los dos están dispuestos a seguir los principios presentados por Cristo en el Sermón del Monte. Y si uno de los cónyuges está dispuesto a hacerlo, aunque el otro no lo esté, muchas veces es posible alcanzar un grado notable de paz matrimonial, y a menudo el resultado final es que se gana al que no estaba dispuesto a seguir las enseñanzas de Cristo. Esta recompensa vale más que la paciencia y la abnegación que exige.]
Mateo 19-> Ver. 11
[V.11-> No todos son capaces. El comentario hecho por los discípulos (Mat 19:10) revela su confusión y llevó a Cristo a presentar algunos detalles más (Mat 19:11-12). Esto. Literalmente, “esta palabra”. Aunque gramaticalmente podría referirse a lo que Jesús había dicho en los Mat 19:8-9, más bien parece referirse a lo que los discípulos habían dicho en el Mat 19:10, “no conviene casarse”, cuando entendieron lo que Jesús enseñaba acerca de la fornicación y el divorcio (Mat 19:8-9). Sino aquellos. Cada persona debe tener la libertad de determinar si esto se aplica a su caso o no. Dios mismo había proclamado que no era bueno que el hombre estuviera solo (Gen 2:18); pero Jesús indica aquí que, bajo el dominio del pecado, podrían existir algunos casos o circunstancias que hicieran aconsejable que una persona no se casara (cf. 1 Cor. 7).]
Mateo 19-> Ver.
[V.12-> Hay eunucos. Jesús describe aquí a dos grupos de individuos para quienes la vida de solteros podría ser una alternativa preferible al matrimonio. El primer grupo se compone de los que no pueden tener relaciones matrimoniales y que no son responsables por su situación. Entre estos están los “eunucos que nacieron así”, y que, sin duda, sufren algún defecto congénito. Son hechos eunucos. También entre los que no son responsables por su imposibilidad de tener relaciones matrimoniales están los que han sido hechos eunucos por otros. En tiempos antiguos, en el Cercano Oriente, se acostumbraba a castrar a los funcionarios del rey que cuidaban de las mujeres de la corte. Por otra parte, parece que algunos eunucos llegaron a casarse (ver com. Gen 37:36). Los eunucos eran objeto de lástima entre los judíos (ver Isa 56:3-5). Los sacerdotes que hubieran sufrido una mutilación de este tipo no podían ejercer el sacerdocio (Lev 21:20). En los últimos años del reino de Judá, aparecen eunucos en la corte (Jer 29:2, Heb. y BJ), pero no se sabe si eran judíos o extranjeros (ver com. Est 1:10; Est 2:3). Al menos uno de ellos, Ebed-melec, era etíope (Jer 38:7). Así mismos se hicieron eunucos. El segundo grupo de individuos, para quienes la vida de solteros podría ser mejor que el casamiento, es descrito por Jesús como los que “a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos”. Jesús sin duda habla aquí en forma figurada, refiriéndose a los que prefieren no casarse a fin de poder servir con mayor eficiencia a su Señor, Si bien es cierto que sólo por medio de la intimidad de la relación matrimonial se pueden experimentar ciertas dimensiones del amor de Dios para con su pueblo -ese amor que Dios tantas veces ha representado como la relación entre marido y mujer (Isa 54:5; Isa 62:5; Ose 2:19; 2Co 11:2; Ap 19:7)-, algunas personas en ciertas circunstancias posiblemente tengan mayor libertad para servir a Dios en la misión a la cual han sido llamados, si no tienen las obligaciones específicas que acompañan a la relación matrimonial (cf. 1Co 7:32-35). Debiera señalarse que Jesús recomienda el celibato sólo para los que sean capaces de recibirlo. En ningún caso recomienda el celibato para los cristianos en general, ni tampoco para los dirigentes cristianos. Este pasaje tampoco indica que el celibato en sí mismo pueda llevar a una santidad mayor que la que de otros modos podría alcanzarse. Entre los judíos de los días de Jesús, el celibato no 445 era bien mirado y lo practicaban sólo algunos grupos fanáticos de ascetas, tales como los esenios (ver pp. 55-56). Los Evangelios indican que Pedro era casado y, considerando las costumbres judías de la época, es muy probable que también los otros discípulos estuvieran casados (ver com. Mar 1:30). El que sea capaz de recibir esto. Ver com. Mat 19:11.]
Mateo 19-> Ver. 13
[V.13-> Entonces. [Jesús bendice a los niños, Mat 19:13-15 = Mar 10:13-16 = Luc 18:15-17. Comentario principal: Marcos.] Aquí parece ser más importante la secuencia de las ideas que la secuencia cronológica. Le fueron presentados. Los judíos acostumbraban a llevar a sus hijos pequeños a algún rabino para que los bendijera (DTG 472). Les reprendieron. Los discípulos no comprendieron en absoluto a Jesús. Consideraron que este pedido significaba una pérdida de tiempo para su Maestro y pensaron que era una interrupción innecesaria en lo que para ellos era la tarea más importante, la de predicar el Evangelio a los adultos. Pensaron que estaban protegiendo a Jesús de quienes lo molestaban. Según Marcos, Jesús se indignó por la actitud de los discípulos (Mat 10:14).]
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Mateo 19-> Ver. 14
[V.14-> Dejad a los niños. Es evidente que Jesús amaba a los niños y que ellos lo amaban a él. Apreciaba su amor sincero y su afecto sin artificios. Se interesaba en ellos y los quería. En más de una ocasión hizo referencia a las características y a los intereses de los niños a fin de ilustrar alguna verdad espiritual (Mat 11:16-17; Mat 18:2-4; etc.). No se lo impidáis. Literalmente, “no sigáis impidiéndolos”. Cualquiera que haga que a los niños les resulte difícil encontrar al Maestro, sin duda será objeto del desagrado divino y de la severa reprensión de Cristo. Hay lugar para los niños en el reino de la gracia divina. En el hogar, en la escuela, en la iglesia, las necesidades y los intereses de los niños siempre deben tenerse en cuenta como de la mayor importancia. Todos los que tienen alguna relación con los niños, o que puedan tener voz en las decisiones que los afectan, deben cuidarse de no hacer nada que pueda dificultar que lleguen hasta Jesús. De los tales. Ver com. Mat 18:3.]
Mateo 19-> Ver. 15
[V.15-> Puesto sobre ellos las manos. Cf. com. Mar 10:16. El toque de Jesús que tantas veces había impartido salud a los enfermos, fue en esta ocasión una fuente de bendición para los niños. Jesús no bautizó a los niños sino que sencillamente los encomendó al amor y al cuidado del Padre.]
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