Se encuentra de esquina en esquina, y hasta en personas que nunca pensábamos, en fiestas, es la alegría de la noche, que hace reír como loco, y derrochar energía.
Es blanca, cristalina, es cultura de la muerte, que se lleva en los bolsillos, y que es vendida como ricos dulces.
Al triste, lo hace soñar que la vida nunca terminara, y al agobiado, lo llena de ilusiones, y al honrado, lo hace un delincuente.
Es la maldita droga, la escora de la sociedad, el azufre de la muerte, y estiércol del mundo, que enferman a nuestros jóvenes, y los matan como perros desahuciados.
Es blanca como la pureza, cristalina como gotas de lluvia, llena de mentiras y que lleva a la muerte.