"SIGUEME"
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo:"Sígueme". Y se levantó y le siguió. Mateo 9:9.
La ciudad de Londres es famosa por su espesa y constante neblina. A veces la neblina es tan densa que no se puede ver más que unos pocos centímetros adelante.
Un comerciante se perdió en la neblina, pues no podía ver las señales de las calles. Cuando se preguntaba qué podía hacer, vio la figura borrosa de un hombre que evidentemente sabía hacia dónde iba. Y el hombre perdido le dijo:
-¿Puede usted ayudarme a encontrar mi camino al edificio Empire?
El desconocido asintió con la cabeza, y le dijo: yo lo llevaré. Sígame.
El comerciante lo siguió cuadra tras cuadra, preguntándose cómo podía estar tan seguro del camino en una niebla tan oscura. El desconocido se detuvo frente a un gran edificio, y le dijo:
-Señor, aquí está el edificio que usted busca.
-¿Y cómo pudo usted orientarse en esta niebla tan espesa?
-la niebla no me causa ninguna dificultad –respondió el desconocido-. Yo soy ciego.
¿Recuerdas a Mateo? Este cobrador de impuestos estaba perdido en la niebla de la mundanalidad cuando un extraño de Galilea le dijo "Sígueme". Jesús conocía la mala reputación de Leví en el cobro de los tributos. Sin embargo Jesús miró muy adentro y vio a un discípulo, el autor de un Evangelio, y a un candidato para el reino de los cielos. Esta historia corta y dramática de un acontecimiento en una calle bulliciosa de Capernaúm, nos dice mucho acerca de Jesús y también acerca de Mateo.
El extraño de Galilea que llamó a doce hombres para que lo siguieran como sus discípulos no estaba ciego como el hombre de nuestra historia. Al contrario, Mateo vio que Jesús tenía poder para darle vista a los ciegos. Repasa el capítulo 9 de mateo. Allí no solo leemos el milagro de devolverle la vista a los ciegos, sino también de hacer hablar a un mudo, sanar a una mujer de su enfermedad y levantar a una niña de la muerte.
Hoy Jesús también te dice: " Sígueme". Ese es tu privilegio y responsabilidad; y si lo sigues experimentarás alegría y satisfacción.
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