SI ALGUNA VEZ TE SENTISTE TENTADA
En estos dias tuve "impertinencias" en mi vida de parte de mi esposo, que me llevaron a pensar y repensar en mi situacion. Y por eso el tema este. Sin animo de ofender a Dios o a aquellos que puedan juzgar este escrito, pero es una realidad que a menudo se ve, y senti la necesidad de tocarlo, como mujer y como esposa primeramente. Muy a menudo las personas casadas creen que esta bien que solo miren o sueñen con uno u otra persona que no es su esposo, siempre y cuando no hagan nada con la otra persona. Igualmente, algunas personas solteras piensan que pueden codiciar a otro, mientras vivan “puros físicamente.” Jesús dijo, “Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.” (Mateo 5:28 NVI). Eso es para nosotras también.
Yo me imagino que la esposa de Pótifar, habría podido ser “la primera esposa desesperada.” Ella no tenía televisión o una novela de romance para leer. Ella tenía a algo mejor, a José. El era la cabeza de la casa, el que estaba a cargo, quien convenientemente vivía en su casa, y la placía al verla. Sin saberlo, José estaba a punto de convertirse en la presa de una esposa desesperada. Pero no lo fue. Parece como si la mujer egipcia hubiera visto a José y de un momento a otro, le hubiese pedido a José que se acostara con ella. ¡No! Nuestro verso clave dice que ella “puso sus ojos en José,“ y "le hablaba día tras día". En otras palabras ella lo observaba y ella soñaba con el hasta que su pensamiento pecaminoso la llevó a la acción. ¡Su esposo debió haber sido para ella como “algo que cubría sus ojos” de todos los otros hombres!. En cambio con la lujuria en su corazón fue atrevida y sin vergüenza en su pecado.
Entonces te preguntaras. ¿Cómo nos mantenemos para no caer en ese pecado? Pues debemos seguir el ejemplo de Job. “Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer.(o hombre)” (Job 31:1). Cada una de nosotras tenemos la responsabilidad de hacer un pacto con nuestros ojos. Recuerda la canción de los niños que se canta mucho en las escuelas dominicales: “Cuidadito los ojitos lo que miran. Cuidadito los ojitos lo que miran. En el cielo esta el Señor y el nos mira con amor, cuidadito los ojitos lo que miran.”
Podemos proteger nuestro ojos al escoger no ver películas, o películas de televisión, que colocan la sexualidad e inclusive el romanticismo que quizas consideramos ausente en nuestro matrimonio, de una manera atractiva y nos puede guiar hacia el pecado. NUESTRO PROPIO ESPOSO DEBE SER COBERTURA PARA NUESTROS OJOS QUE NOS PROTEJA DE VER A OTROS. Además, ... el pasto no es siempre más verde en el otro lado, te puedes sorprender y encontrarte con un fuego donde te quemaras eternamente. He escuchado y tenido que aconsejar, inclusive exortar, a mujeres que se han sentido tentadas de este modo y he podido sentir la lucha interior de ellas, escucharlas quejarse de la falta de atencion de sus esposos o de su mal trato, o indiferencia, etc., etc. Y tambien la compasion me ha llevado a entender que nosotras somos seres humanas y tenemos errores. Nadie es perfecto en este lado del cielo. Y es por eso que es tan importante estar alertas a estas maniobras que provienen del astuto, que busca como quitarnos la paz y el gozo de un hogar bendecido. Otra manera sana de estar firmes es comprometernos a controlar todo pensamiento inicuo y ponerlo rápidamente fuera de nuestras mentes. Recordemos que la tentación no es un pecado, pero si lo es cuando nosotros nos quedamos en la tentación que puede guiarnos a acciones pecaminosas. ¡Ten cuidado!, no seas como la esposa de Pótifar. ¡Pídele a Dios que te de ojos para el esposo que ya tienes!. Y si tu esposo no esta contigo, como es mi caso, ¡aferrate a Dios ! y que El sea la cobertura eterna para tus ojos.
Oracion: Amado Dios, Perdóname cuando he caído un poco, llevada por mi soledad o por mi dolor, a pensar en otro compañero, o en otra oportunidad. Yo me comprometo contigo a llevar cautivo todo pensamiento inicuo que pueda llevarme al pecado y que no sea de Tu agrado, asiendome a Tu mano que me guia por todo camino que tenga que recorrer. Te pido Mi Amado, que en todo momento y lugar todos mis pensamientos sean placenteros a ti. En el nombre poderoso de Jesús. Amen.
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