Suele suceder que a veces nos enredamos con personas o nos "asociamos" a ella, de tal manera que nos comprometemos a algo que Dios no nos ha pedido, sino que lo hacemos por nuestra propio parecer.
Debemos aprender que las vidas o personas que Dios pone a nuestro alrededor deben servir para el crecimiento mutuo y para ayudarnos a realizar y reconocer el llamado que El ha puesto en nuestro corazon.
¡Estas personas están para que tú les ayudes y ellas te ayuden a ti!. Nunca menospreciaran entre si el consejo con experiencia de quien verdaderamente conocen del amor de Dios, porque los que te aman, te dirán la verdad aunque te hieran y siempre los encontrarás dispuestos a ayudarte cuando más lo necesitas a pesar de que ellos puedan no compartir contigo.
Pero cuando vamos tras alguna actividad o amistad que no proviene de la voluntad de Dios para nosotros, que no nos permite reconocer el llamado de El, podremos distinguirlos porque en algun momento te sentiras utilizado como un mero instrumento para ellos llegar a sus propios fines.
¡Hay algunos que te aman y hieren en su dureza,... y hay otros que te acarician siempre con su lengua pero no necesariamente te aman!.
Por eso, lo mejor que he podido hacer en este dia... ¡ha sido apoyarme en Dios!.