Tuve un hermoso sueño, en donde estábamos en lo más alto de una montaña, donde estábamos abrazados, como la luz abraza la oscuridad, donde respirábamos el perfume de Dios en las alturas, donde nuestra aventura no terminaba, si no, que empezaba, lo que nunca habíamos vivido.
A lo lejos, el sol se veía como moneda de oro, que nos miraba como a dos palomas en su nido y sus rayos nos iluminaban como rayos perdidos.
Todo era tan hermoso, todo era tan lindo que al ver tus ojos enamorados, sentía que me penetraban la piel, y que me traspasaban con un amor profundo... no se si querías decirme lo que sentías, no se si querías besarme pero la verdad es que tus ojos me hicieron olvidar que estábamos en la cima de una montaña.
En esos momentos mis palabras eran sordas, no por el aire, que era como marea que corría, sino, que había enmudecido por ver tu belleza cerca del cielo.
De pronto, tus manos suaves empezaron a acariciar mi pelo y tu boca besaba mi cuello como si fuera la primera vez que me besabas.
Pero, al besar tus labios desnudos, que me llenaban de tu amor puro, mis manos recorrían tu cuerpo de diosa enamorada... y el tiempo se detuvo, como se detiene la lluvia.
Fue tan real, fue tan hermoso, que no quería nunca despertar, sin que tú estuvieras a mi lado.
Fue tan bello, tan dulce, amor mío... ahora, lo único que quiero es dormirme de nuevo para seguir soñando el mismo sueño.
D.A.
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