Graduado de Licenciatura en Química en la Universidad de La Habana, el profesor Jesús M. Pajón Morejón se vinculó desde muy joven al atractivo mundo de la exploración de cuevas, como miembro del Grupo Martel, de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
Mediante el estudio de estalagmitas del sistema cavernario Majaguas-Cantera pudo determinarse que, durante los últimos 18 000 años, la temperatura media aumentó entre 6 y 8 grados Celsius en sectores montañosos del Occidente de Cuba.
Su larga experiencia práctica en esa disciplina le valdría años después para desandar el sistema cavernario Majaguas-Cantera, en la pinareña Sierra de San Carlos, en busca de la valiosa información que contienen las espeleotemas (incluyen las estalagmitas, estalactitas y otras formaciones geológicas) sobre el clima pasado.
Tales expediciones formaron parte de un proyecto surgido en la década de los noventa del pasado siglo, denominado Paleoclima del Cuaternario cubano: una caracterización cuantitativa, incluido dentro del Programa Nacional de Cambios Globales y la Evolución del Medio Ambiente Cubano.
Según explica Pajón, la paleoclimatología investiga el clima del pasado a partir de indicadores geológicos naturales y revela cómo evolucionaron las temperaturas y otras variables en los diferentes periodos históricos de la Tierra.
Para la ciencia, indicó, resulta de sumo valor conocer el comportamiento de esos indicadores en épocas anteriores, pues así los especialistas pueden evaluar con objetividad el impacto real de las acciones del hombre sobre las condiciones medioambientales del presente y diseñar modelos de predicciones climáticas futuras.
"En el caso específico de Cuba, su ubicación geográfica brinda una oportunidad excepcional a la hora de analizar la influencia de los periodos glaciales e interglaciales sobre las regiones tropicales y subtropicales."
Para el hoy investigador auxiliar del Instituto Cubano de Antropología, perteneciente al Consejo de Ciencias Sociales del Ministerio de Ciencia, tecnología y Medio Ambiente (CITMA), las cavernas de la Sierra de San Carlos son uno de los sitios más favorables para acometer tales trabajos, pues contienen una amplia variedad de estalagmitas, desde edades bien antiguas, hasta otras muy jóvenes.
Ellas son una suerte de archivo natural de mucho valor en el estudio de los cambios climáticos del pasado, porque en sus anillos o bandas de crecimiento anual quedan registradas variaciones en la composición o actividad de los isótopos de oxígeno, que se producen si esos eventos ocurrieron.
Con el empleo de métodos y técnicas de geoquímica de isótopos estables de oxígeno y dataciones isotópicas por carbono 14 y urano-torio, subrayó Pajón, pudimos determinar que entre el último Máximo Glacial ocurrido hace 18 000 años y el presente, la temperatura media aumentó entre 6 y 8 grados Celsius, para sectores de montaña de la región occidental de Cuba.
También por primera vez se logró obtener registros o curvas de paleotemperaturas correspondientes al periodo mencionado, que confirman la tendencia al calentamiento gradual del clima en ese sector de nuestro archipiélago.
Actualmente, y con la colaboración de la Academia de Ciencias de Heilderber, Alemania, tiene lugar un monitoreo sistemático de las características químicas y otros parámetros de las aguas interiores que filtran el sistema cavernario Majaguas-Cantera, cuyo propósito es verificar si las espeleotemas presentes en las cavernas subterráneas del lugar son las más adecuadas para continuar las investigaciones paleoclimáticas iniciadas allí hace más de 12 años.