Catálogo para la antropología cubana
ALEXIS ROJAS AGUILERA
HOLGUÍN.— No pocas son las sorpresas que depara El Chorro de Maíta, enclavado en el Cerro de Yaguajay y a escasos kilómetros de la playa Guardalavaca, en Banes, desde que en 1986 especialistas del Departamento Centro Oriental de Arqueología lo descubrieron.
En aquel momento extrajeron hasta 108 restos humanos, 106 puramente de filiación aruaca, un europoide —probable testimonio del contacto indohispánico— y un negroide (soldado del ejército de la tiranía, caído en un hecho de armas cerca del lugar).
Por el volumen de restos óseos, este sitio constituye un catálogo sin igual para la antropología cubana, al facilitar el estudio y comparación con distintas poblaciones aborígenes, y es el único núcleo de descendientes directos de aborígenes en Cuba localizados en Yateras, Guantánamo, para comprender mejor las variaciones o semejanzas.
La estatura es una de las características que permiten la identificación individual del ser humano y, en cierta medida, de los tipos de poblaciones o razas. De hecho, construir una imagen correcta del hombre primitivo cubano, pasa por conocer los rasgos más sobresalientes de su estatura.
El antropólogo César Rodríguez, autor de tan singular indagación, explica que "el mal estado de los huesos largos de algunos restos obligó a conformar una muestra de 39 femeninos y 30 masculinos".
Señaló que a partir de considerar que la estatura de las personas está dictada por la herencia, la alimentación y el clima, que la población de El Chorro de Maíta estuvo sometida a igualdad climática y en su modo de vida no existieron diferencias alimentarias notables entre sus miembros, se colige que las variaciones encontradas las determinó el factor genético.
Lo primero que salta a la vista, apuntó César, al observar los valores de recorrido es el comportamiento estable de la distancia para ambos sexos, de aproximadamente 22 centímetros superior en el hombre.
Añadió que los antropólogos vinculan valores absolutos al elástico concepto de estatura alta y baja. La evidencia acumulada a escala planetaria de la estatura de las poblaciones vivientes, la sitúa en unos 165 centímetros. De hecho, por este promedio aceptado, clasifican por encima de 170 y más como alta, y por debajo de 160 como baja o pequeña. Así que afirmamos que la población del Chorro clasifica como baja.
Sus puntos extremos resultan de un individuo femenino de apenas 134,7 centímetros, estatura muy cercana al límite inferior de la variación normal humana de 130, por debajo de la cual es enano, y la diferencia de apenas 4,7 centímetros la convierten en "casi enana"; mientras al otro extremo está un individuo excepcional dentro de los grupos aborígenes de Cuba, con una talla distanciada de los restantes miembros de la comunidad, al medir 175, que lo convierte en "el gigante de los aborígenes" conocidos, aunque lejos del gigantismo moderno situado en 199,9 centímetros.
La comparación de los resultados de este estudio con otros realizados anteriormente, permitió reafirmar que no difieren mucho de los grupos aborígenes menos desarrollados que habitaron en Cuba, precisó.