“Las demandas de los movimientos Ocupen pueden ser contradictorias o desprolijas”, observa el columnista John Gray, autor de un difundido libro sobre la globalización y sus efectos. “Pero no son los manifestantes los que ponen en peligro a la economía mundial. El peligro viene de no querer ver que hay una crisis sistémica. Al tratar de apuntalar un sistema crónicamente disfuncional, nuestros gobiernos hacen más probable un colapso cataclísmico”. “Las protestas nos hacen caer en la cuenta de que las estructuras forjadas en la post Guerra Fría se están desmoronando”