Me indigno contra los Indignados, que durante tanto tiempo se resignaron. No se trata de suplicar a los parlamentos leyes que moderen la usura y cobren la modestísima Tasa Tobin de 0,1% sobre las ganancias del capital financiero: se trata de convertirse en legislador y prohibir como crimen de lesa humanidad la especulación y la explotación.