Según Barack Obama, la guerra en Iraq fue una elección, en Afganistán una necesidad y en Libia simplemente para un cambio de régimen.
¿Reconsideraría el Tribunal Penal Internacional en la Haya quién merece ser juzgado por sus crímenes, Gadafi póstumamente, o sus torturadores, y todos aquellos que perpetraron el genocidio de la población de un país? La atrocidad ha quitado la fina máscara de urbanidad de la cara de la civilización occidental.