Tuve el honor de que me invitaran a hablar en Ocupad Wall Street el jueves por la noche. Ya que la megafonía está (lamentablemente) prohibida y todo lo que dije tuvieron que repetirlo cientos de personas para que otros lo pudieran oír (es decir “un micrófono humano”), lo que realmente dije en la Plaza de la Libertad tuvo que ser muy breve. Por ello, lo que sigue, es una versión más larga, completa, del discurso.