Londres, la capital del Reino Unido, tiene también muchos ciudadanos indignados. A diferencia de los que existen en otras partes de Europa, sus protestas han pasado a ser violentas: incendios de autobuses y carros, asaltos a supermercados y tiendas, lanzamiento de piedras y otros objetos a las fuerzas policiacas. Ese cuadro ha provocado una brutal represión policial, cinco muertos, casi tres mil arrestados, incluso muchos niños, y toque de queda para los menores de 16 años. Tal es el cuadro existente allí, y extendido a otras ciudades, desde que el pasado 4 de agosto Scotland Yard mató a tiros al joven negro Mark Duggan, padre de tres hijos, en una barriada del norte de Londres.