El vice emperador del mundo mediático mundial la está pasando mal en Londres, el primer ministro británico no la pasa mejor y le tomó distancia aunque practican el mismo deporte: no asumen la responsabilidad de los hechos. Han convertido el mea culpa en culpa alter, un ejercicio habitual en ciertos círculos y en ciertas personas. Sólo que al aducir que no sabían qué estaba sucediendo bajo sus narices, David Gordon y Rupert Murdoch manifiestan un grado de ignorancia inexplicable dado el calibre de sus ocupaciones. En fin, enigmas de la historia.