Bien se sabe que la globalización es un proceso mundial que pretende abarcar mucho y beneficiar a muchos. Bien se sabe que eso no es cierto. La primera afirmación, la repiten, ad nauseam, los dueños del mundo. La peroran, en otros idiomas, algunos merolicos, la mayoría, políticos de países pobres o muy pobres, acostumbrados a mentir sin piedad, y, lo que es peor, a transformar sus mentiras en verdad y en mandato. La segunda afirmación, la que sostiene que la primera es falsa, la vive, y la transmiten in utero, la mayoría de los pobladores víctimas de los globalizadores.