La estrategia del bloqueo económico y político que impuso los Estados Unidos en Cuba desde el gobierno de John Kennedy a principios de los años 60 para ahogar la Revolución Socialista tiene una doble cara. Más allá de las elevadas pérdidas que ha provocado a la economía cubana perdiendo 751 mil 363 millones de dólares según datos oficiales presentados en septiembre de 2010 ante la Asamblea General, existe, paralelamente, un gran beneficio económico en grupos anticastristas radicados la mayoría en Miami.