Las cuantiosas reservas de energéticos de Venezuela fueron convertidas en una poderosa arma revolucionaria por Hugo Chávez. Con ellas al servicio de la nación no sólo se ha elevado considerablemente la calidad de vida de los venezolanos, sino impulsado y dado cauce institucional a la solidaridad con otros pueblos. Los hidrocarburos dejaron de ser objeto de saqueo de las transnacionales estadunidenses y de una exigua elite oligárquica, como había sido antes y durante los gobiernos de los partidos del Pacto de Punto Fijo.