La tramoya del juicio a Luis Posada Carriles, no por la historia criminal de toda su vida como terrorista, sino por mentiroso, ha acaparado el interés de muchos. Tal vez por ser uno de los procesos más dilatados en Estados Unidos, para delitos como los que se juzgan, unos esperan que se produzcan revelaciones espectaculares, otros -los menos- que se haga justicia, y mientras tanto se disfruta de los testigos estelares que la defensa ha encontrado. En su mayoría farsantes y mentirosos como el juzgado, sin solvencia para dar fe de nada.