Como preludio a la llamada Conspiración Trujillista, que terminó en un rotundo fracaso el 13 de agosto de 1959, el testaferro de la dictadura batistiana, Rafael Lincoln Díaz Balart Gutiérrez, había organizado en Nueva York el 28 de enero de 1959 la organización contrarrevolucionaria que tuvo la desvergüenza de bautizar con el nombre de La Rosa Blanca, que a pesar de su tránsito efímero por la contrarrevolución fue responsable de varios actos de terrorismo realizados en Cuba.