Cuando el ahora ejecutado extrajudicialmente ciudadano saudita Osama bin Laden, el más buscado por las autoridades norteamericanas y presunto autor intelectual de los atentados terroristas en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, era un imberbe e inocuo colegial, ya los terroristas internacionales de origen cubano Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, entrenados por la CIA, habían volado en pleno vuelo un avión civil cubano en Barbados y esperaban en cárceles de Venezuela que la justicia aplicara el debido castigo por este y otros crímenes cometidos en el mundo durante más de medio siglo. Pero nada ha ocurrido.