Cada vez es más evidente que la operación fue un asesinato planificado, violando de manera múltiple normas elementales del derecho internacional. No que hicieran ningún intento de aprehender a la víctima desarmada, lo que presumiblemente podrían haber logrado 80 comandos que virtualmente no enfrentaban ninguna oposición, excepto, afirman, la de su esposa, que se lanzó hacia ellos.
En sociedades que profesan un cierto respecto por la ley, a los sospechos se les aprehende y se les conduce a un juicio justo. Subrayo “sospechosos”.