Igual que anda suelto Luis Posada Carriles y no se esconde para anunciar desde Miami que continuará su larga carrera criminal. Estados Unidos está obligado a extraditarlo a Venezuela para que responda por la muerte de 73 personas en el avión civil que el siniestro personaje hizo estallar en pleno vuelo y si no lo hace, Washington tiene el deber inexcusable de juzgarlo por el mismo crimen en sus propios tribunales. No ha hecho ni una cosa ni la otra. Hace ya seis años que Posada Carriles disfruta de la protección y la complicidad primero de W. Bush y ahora de Barack Obama.