En el año 1928 Estados Unidos impuso los principios técnicos que establecieron privilegios a sus estaciones de radio dentro de su territorio y hacia el exterior, en detrimento de las transmisiones en la banda de ondas medias de sus vecinos, incluyendo Cuba. Ya en 1935 tenían 625 emisoras de las 789 que operaban en todo el continente americano. Este hecho y el Acuerdo Regional Norteamericano de Radiodifusión de 1937, negociado en La Habana, se pueden considerar los antecedentes de la agresión radioelectrónica contra Cuba por parte del vecino del Norte, que llega hasta nuestros días.