Mientras más de doscientas cincuenta mil personas marcharon en el centro de Londres durante cinco horas demostrándole al gobierno su oposición a los rápidos y profundos recortes aplicados a los gastos públicos, desempleo e inflación, en el Palacio de Buckingham no se escatimaban recursos en los preparativos de la boda real del príncipe Guillermo y Catherine Middleton.