Comenzaba la segunda década de la Revolución cubana, los actos de terror continuaron en el exterior y algunas incursiones contra el territorio nacional para intentar nuevamente fomentar al vencido bandidismo. El espionaje aumentó como vía para conocer los secretos de la agredida nación, así el 5 de septiembre de 1969 fue detenido en La Habana el mexicano Juan José Carrillo Colón, quien amparándose en sus funciones diplomáticas realizaba tareas de espionaje al servicio de la CIA. Fue juzgado, sancionado y expulsado del país debido a su condición de diplomático.